Estoy hecho de pedacitos de ti

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- Narra Mónica -

El martes despertamos a mediodía, habíamos dormido bastante poco así que el plan era pasar el resto del día en el spa, el sauna y algún masaje más. La cena, conseguí que prepararan lo que tenía planeado para ayer, en una terraza cubierta en la azotea del hotel y nos lo pasamos increíble, ese día si nos fuimos a dormir temprano por qué teníamos un paseo en la mañana.

Al llegar al lugar volvió hacer el gesto indescifrable, pero inmediatamente sonrió, tomó un poco de agua y subió a caballo, pensé que quizá les tenía miedo y por eso su cara, pero se subió con una gran facilidad, así que emprendimos el camino siguiendo al guía.

Aprovechábamos cuando él iba concentrado explicando algo para darnos besos y morirnos de risa cuál adolescentes, hora y media después llegamos a un mirador precioso en medio de las montañas. La vista al mar era impresionante, nos bajamos y el guía se llevó a los caballos para darles agua y dejarnos un poco de intimidad.

G: Tenemos una hora para estar aquí, por ahí hay unos chiringuitos por si quieren comprar algo y ya tienen mi número, si se quieren ir antes es solo cuestión que me llamen y volvemos por ustedes.

V: Gracias, Don Roberto.

M: ¿Te gustó el paseo?

V: Mucho, el lugar es espectacular y las vistas inmejorables, pero esto es una locura. Me encanta, muchas gracias.

M: Me encanta que te encante, la verdad si es impresionante todo esto. Y el caballo se portó bien ¿Verdad? ¿Lo disfrutaste?

V: Si, es muy mansito además de precioso, el tuyo también es bellísimo y el que tiene el señor es enorme, lástima que les tengo alergia porque me encantan.

- Narra Vanesa –

Por estar distraída con las vistas no me di cuenta que se me salió, Mónica soltó bruscamente el abrazo y se puso frente a mí.

_ ¿Qué dijiste? ¿Eres alérgica a los caballos? Dios, por eso tú gesto cuando te estaba contando y el de hace rato cuando llegamos al establo. Soy la peor novia del planeta, debería haber sabido esto y no traerte aquí.

_ Mónica, para. No eres la peor nada, no tenías por qué saberlo, no nos hemos contado nuestros historiales médicos y no se había dado el tema, tampoco es tan grave. Solo con tomar un par de antihistamínicos es suficiente, estoy encantada con el paseo de verdad no te preocupes.

_ Claro que me preocupo, aunque como dices no nos sabemos nuestros historiales médicos debí preguntarte por qué esa cara, no dejarlo pasar y ya. Al llegar al hotel quiero saber hasta cuando se te cayó el primero diente, esto no me vuelve a pasar en la vida y llamaré a ese señor que se lleve él los caballos y nos pida un coche, hay que ir a la farmacia.

_ ¿Puedes parar? Claro que te contaré todo lo que quieras saber, pero ya para. Ni vamos a llamar a ese señor, ni necesitamos un coche, ni ir a la farmacia. Volveremos como vinimos, ayer cuando estabas confirmando el paseo aproveché de hablar con la chica de la recepción y pedirle la medicina, esta mañana me la entregó y antes de subirme al caballo me la tomé, así que todo está bien, en unas horas me tomo otra y como si nada hubiera pasado. Sigamos disfrutando el paseo, por favor.

_ ¿Cuándo tomaste agua antes de subirte era la pastilla?

_ Si mira, falta una. De verdad ya me la tomé.

- Saqué la cajita del bolso para que la viera y se quedara tranquila. Al final bajó la guardia y nos sentamos en una piedra a comernos los bocadillos que trajimos para desayunar, aunque en la cara se le veía que seguía preocupada.-

Entre acordesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora