El Tamborilero

969 52 11
                                    

- Narra Mónica -

Desde que salí el sábado en la madrugada de mi casa dejando a Vanesa profundamente dormida no he parado de pensar en ella y en como lo estará pasando con mi familia, odiando mi sentido de la responsabilidad, envidiándolos por estar disfrutando juntos y amándola a ella cada vez más.

Al llegar a la estación estaba esperando mi papá, admito que pensaba que vendría Vane con los niños, anoche al hablar con ellos quedamos en eso, pero no pregunté solo me subí al coche y fuimos a casa. Al entrar mi papá me hizo señas que hiciera silencio, me señaló la biblioteca que se había convertido en literalmente un campamento, había una carpa en todo el centro, y clara evidencia que había sido noche de cine, cuencos con restos de palomitas, vasos, bolsitas de chuche y dentro la escena más bonita que he visto en la vida.

Mi chica con mis sobrinos uno a cada lado abrazados a ella como koalas, les tomé muchas fotos y me quedé ahí disfrutando de las vistas hasta que mi madre me hizo señas que la acompañara.

- No sabemos a qué hora se durmieron, pero nos pidieron muchos por favores que los dejáramos ver una película luego que hablaron contigo.

- Pero si hablamos tardísimo.

- Ya lo sé, pero ¿Quién se resiste a sus caras y sus súplicas? Nosotros, claramente no. Y tu chica tampoco.

Mi madre tenía una sonrisa perenne, se nota que lo habían pasado bien-

- ¿Y esa carpa?

- Esas cosas mejor se las preguntas tu cuando despierten, a mí no me metas en sus líos. Tu negocio fue con Alex y Vega, les pediste que la cuidaran y eso hicieron.

Empezamos a sentir ruidos y risitas lo que indicaba que ya las fieras se habían despertado.

A: Yayooooo hay que ir a buscar a la titaaaa, se nos hizo tardeeeee.

Ve: Yayaaaaa por qué no nos despertaste.

V: Madre mía, Mónica me va a matar.

No los veíamos pero los escuchábamos histéricos a los tres desde el salón. Me asomé y Vane trataba de arreglarse el pelo en el reflejo del televisor mientras marcaba en su teléfono, cuando el mío sonó los tres voltearon a verme.

A, V: Titaaaaaaaaa, perdón. Nos quedamos dormidos y la Yaya no nos despertó - Corrieron abrazarme, mientras Vane me miraba con cara de perrito abandonado-

M: Claro ya no me quieren, como tienen a Vanesa aquí de Mónica ni nos acordamos. -Dije fingiendo estar muy indignada, reprimiendo las ganas de reírme-

A: No Tita, no. De verdad te echamos mucho de menos.

Ve: Muchísimisimo y queríamos ir por ti, hasta hicimos carteles espera.

- Salieron los dos corriendo y finalmente Vane se acercó, yo seguía tratando de estar seria, puso las dos manos en mi cuello-

V: Hola, cariño. Qué guapa estás.

M: ¿De verdad crees que diciéndome eso voy a olvidar que me robaste a mis sobrinos y te olvidaste de mí?

V: ¿De verdad tú crees que eso es posible? Te tienen idolatrada, Mónica. Eres su superheroína y todo el tiempo hablan de ti. Como yo.

M: ¿Cómo tú cuál parte? - Ya a estas alturas no pude evitar llevar mis manos a su cintura y atraerla más a mí hasta quedar abrazadas -

V: Todas, eres mi superheroína, te idolatro, hablo de ti, pienso en ti, todo a ti, todo tú. Te echamos tanto de menos.

M: Pues no se les nota, esperaba que me fueran a buscar, que estarían ansiosos de verme y prefirieron quedarse durmiendo. Aunque objetivamente se veían que estaban muy cómodos creo que también lo habría elegido.

Entre acordesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora