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¿Quien diría que tener un novio real que te ame, puede ser de las mejores cosas de este planeta?

Quiero decir sí, sí; dos semanas de relación es muy poco.

Pero incluso desde el primer día, llegué a sentir cosas que jamás creía y que llegaría a experimentar, tanto como a nivel físico y mental.

Me sentía en el paraíso, y sé que puede sonar muy cursi y yo no soy así, pero la sensación era tan etérea que no tengo como más describirlo.

Kai se enojó conmigo un tiempo, porque bueno, el niño es celoso. Pero ya a la segunda semana empezó a tratar con Soobin, diciéndome que tal vez no era tan malo como creía.

La gente de la escuela nos miraba raro y como no; el chico nuevo hetero tan lindo y popular empezó a salir con el cascarrabias (ahora más sonriente que nunca) gay del salón.

Era una historia rara, pero sin duda muy bonita.

Soobin me compraba cosas, detalles, me mimaba cuando teníamos clases libres, me llamaba bebé, lo cual me molestó al inicio, pero con él era simplemente imposible enojarse.

Era perfecto para mí, incluso con todos sus defectos, él era todo que lo que nunca supe que necesité.

Cuanto más lo conocía, más me daba cuenta de que estaba cavando más fondo para mi propia tumba; estaba enamorándome a un punto que dolía el corazón y ni siquiera lo entendía.

Pasábamos incluso 10 minutos enteros viéndonos a los ojos y a su vez transmitiendo interminables sentimientos. Todo a su lado era mágico.

Amaba cuando me abrazaba por la espalda sorprendiéndome, cuando en las clases me susurraba a los lejos un "Te amo" desconcentrándome por completo, cuando discutíamos como dos niños acerca de cosas estúpidas como el sabor de helado o que canción de Duran Duran era mejor.

Amaba la forma en la que su mano encajaba a la perfección con la mía, como si fuéramos un mismo rompecabezas.

Amaba el sonido de su risa, amaba sus bromas malas, amaba su sonrisa, la forma en la que sus ojos se volvían dos rayitas cuando reía, amaba su voz tan delicada, sus hoyuelos tan perfectos, su deliciosa fragancia al mezclarse con la mía, su expresión de enojado, el sabor de sus labios, sus latidos resonando en mi pecho...

Estaba perdido y tan solo iban dos semanas.

Tristemente, las notas regresaron. Pero ya no era en la escuela, sino en mi casa.

Mi nana me comentaba que el portero siempre las traía a casa.

Y yo, estando tan feliz con Soobin, decidí mandarlas a la mierda.

"Bótalas" le dije

Ojalá no hubiera dicho eso.

"Felices cinco meses de relación"

La madre de Yeonjun había hecho una torta para ambos, quienes no pudieron evitar sentir algo de vergüenza después de bajar las escaleras en uniforme.

——Mamá... ——se quejó Yeonjun.

——Oh, cállense y agradezcan ¡Hoy es un día especial! ——Abrazó a cada uno con un brazo, haciéndolos reír.

Lo era.

Vivir con los Choi era fabuloso.

Yeonjun había cumplido su promesa después de todo: No lo dejaría solo.

Soobin ya no se sentía solo.

Porque estaban juntos y así debía ser.

REESCRIBIENDO LAS ESTRELLAS [Soojun/Yeonbin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora