Los colores se conectan unos con otros, mezclándose, esparciéndose por el cielo.
Nunca vi algo tan hermoso, como caían en forma de lluvia, gotas multicoloridas. Pintaban todo a mi alrededor hasta donde me llegaba la vista. Un halcón en lo más alto del cielo mira hacia arriba, impresionado, y se elevaba aún más, desapareciendo entre las nubes.
Di un paso hacia el frente y me tambaleé, me fijé que estaba en la punta del acantilado.
Unas rocas rodan hasta chocar contra las olas.
La imágen era impactante, y a la vez horrible.
Sentía un vértigo atroz.
Quería retroceder, porque sino caería y me despeñaría, sin embargo no podía.
¿Cómo había llegado hasta ahí?
Me dejé llevar por las diferentes tonalidades del mundo espontáneo.
Acabé mal.
Aquel halcón subió hacia lo más alto para coger velocidad y bajar en picado para tirarme hacia las peligrosas olas de la muerte. En el momento de la caída sentía como todos los órganos querían salir por la boca.
¿Iba a sobrevivir? Obvio que no.