Puede que este sea el final de un largo y tendido sufrimiento.
En realidad me estoy auto engañando.
Las palabras siguen flotando en esta mente corrosiva, destructiva. Pero ha llegado el fin de sacarlos a la luz.
Me han subrayado como una chica rara y no les culpo. Lo soy.
Quizás puse demasiado difícil mi acceso para recuperarme de esta espantosa oscuridad, pero no quiero ser como un libro abierto.
Me cierro ante la claridad, ante el optimismo, ante lo agridulce.
Me he dado cuenta de que esto es el principio de mi reconocimiento como persona.
La verdad es que quiero volar a un mundo desconocido aunque ya me he internado en él. En su corazón bamboleante.
El futuro se ve borroso aunque lleve gafas de lejos.
No te quiero perder. No quiero perder este tesoro.
Sólo me queda decir que una puerta que se abrió, despertó mi esperanza, pero se cerró otra dejándome en penumbra, penuria, soledad.