Las costuras se marcaban el largo de mi cuerpo en forma de W. Aquel corset de época solo permitía que un hilo de oxígeno llegara a mis pobres pulmones presionados.
Me esforzaba para maquillarme una sonrisa cuando me ofrecías tu mano para bailar canciones melódicas. Sonidos de cuerda chirriando dulcemente, acompasados con el redoble de los tambores.
Sentía como mi corazón latía cada vez más lento y mi cabeza demente daba vueltas sobre sí mismo como un torbellino devorando todo a su paso.
Mis ojos se oscurecieron, la música penetraba en mis oídos, creando así canciones macabras, te veía a ti tan cerca de mí cantando improvisadamente con una sonrisa siniestra y una voz decadente que incluso llegué a pensar que serían tus horribles palabras forzosas las últimas que iba a escuchar, y no me equivocaba.
Caí inconsciente al suelo.