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Su hermana había dado el grito al cielo.
La había abrazado hasta casi asfixiarla, luego le agradeció a Rosalie y a Emmett quienes la habían llevado a su casa aquella mañana.
Queen le dijo que había salido a correr para despejarse.
―¡¿A las cuatro de la mañana?! ―había gritado histérica.
Luego de eso fueron a la escuela.
Queen adoraba ser el centro de atención, que todos y todas la miraran como si fuera la única nutella del planeta. Que todos intentaran llamar su atención o que le coquetearan sin descaro.
Pero ya no le resultaba divertido.
Todos la juzgaban.
Queen quiso echarles el auto de su hermana encima.
―Padre llega hoy. ―murmuró su hermana, Queen que estaba dibujando, la miró.
―Espero que madre lo deje dormir en la cama de Sammy.
》Ese es el lugar que merece.
―¿Lo recibiremos? ―preguntó realizando un par de ejercicios.
―Hazlo si quieres... iré a comer las exquisitas galletas de la señora Cullen y Alice me invitó a intercambiar ropa. ―le dijo, mientras se metía un medicamento a la boca y con ayuda del agua, se lo tragó.
―¿Alice Cullen?
―Ajá. ―musitó. ―¿Quieres que te diga algo? Si Edward te interesa, deberías de hablarle... el conejito de Swan lo tiene en la mira.
―¿Quién te dijo eso?
―Solo basta con ver como Isabella lo mira, como si quisiera violarlo... merde. ―maldijo cuando sus manos comenzaron a temblar con más fuerza.
―¿La has visto?
―Por supuesto, por algo lo digo, ¿No? ―inquirió. ―Deberías de poner en táctica tus insultos, por ejemplo, esa perra, madre estaría orgullosa.
―No es necesario... ayer en biología podía sentir la mirada de Isabella quemándome. ¡Gané la cebolla de oro! Bueno Edward y yo la ganamos.
―¿Te sientas con el cabello de escoba en biología?
―Su cabello es sexy.
―Como digas. ―le restó importancia―Solo admira esta maravillosa obra de arte.
Genevieve giró para ver el dibujo reciente de su hermana, notando unos hermosos ojos dorados, que se le hacían conocidos.
