VIII

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Abrazada a Ángela, veía a los niños jugar con los quileutes y Genevieve en la sala de Charlie.

La navidad había llegado, el árbol se encontraba encendido y los colores alegraban a las niñas híbridas. Perseo no parecía tan feliz con las distintas luces, pero estaba feliz por los regalos bajo el árbol que contenían su nombre.

Sue y Nastya preparaban galletas y leche de chocolate para calentar a los niños. Mientras que Seth y Alessia esperaban ansiosos la comida porque el estómago les rugía.

―Míralos. ―sonrió Queen, Ángela sonrió al ver la felicidad de los niños, se encontraba igual de destrozada que la francesa... ya le había dicho sobre los pasaportes. ―Son como yo... ateos pero le gustan los regalos de la navidad.

Ángela rió divertida.

―Son muy tú. ―asintió Ángela. ―Igual de egocéntricos que los Rousseau.

Queen asintió riendo. Le encantaba que los niños se llevaran tan bien con Damien y Nadine, quiénes corrían huyendo de Sammy que iba tras ellos ladrando.

―¿Qué tal las cosas con Jasper? ―preguntó, una sonrisa boba apareció en el rostro de Ángela.

―Es un caballero. ―bajó la cabeza al suelo. ―Eric jamás me trató como él me trata... me ama, lo amo. Eso es suficiente.

―No tienes que hacer esto. ―le recordó.

―Pero quiero. ―dijo Ángela con firmeza. ―Nadie lastimará a mis sobrinos. Ni siquiera la perra de Bella.

Queen la abrazó por los hombros, agradeciendo la primera vez que Ángela le habló. Agradeciendo que fuera su mejor amiga, su alma gemela.

―¿Cómo vas tú con Emmett y Wyatt?

Queen carcajeó a lo bajo, dirigiendo su mirada a Wyatt quién alzaba a Andrómeda por los aires con una sonrisa amorosa.

―Creo que ya es suficiente de su castigo. ―sonrió de lado. ―No iré a la batalla soltera. ―se burló.

𝚁𝚘𝚞𝚜𝚜𝚎𝚊𝚞¹ | 𝙴𝚖𝚖𝚎𝚝𝚝 𝙲𝚞𝚕𝚕𝚎𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora