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Golpeó la puerta una y otra vez, sin detenerse a pensar en los vecinos, la otra mano la utilizaba para morder sus uñas de manera nerviosa.

Ahora todo tenía sentido, el porque no había sentido su aura, el porque no había ido a ella a buscar paz, ella nunca estuvo muerta.

Sus golpes se hicieron más fuerte, al punto de que incluso los vecinos habían comenzado a despertar, dispuestos a insultar al idiota que hacía tanto ruido, y también al idiota que no abría la puerta con más velocidad.

―¿Queen? ―Gianna abrió la puerta con rostro somnoliento, la neófita la miraba de manera nerviosa y echaba miradas hacia la calle de vez en cuando. ―¿Acaso sabes que hora es? ―masculló de mal humor, mirándola como si quisiera matarla en ese momento.

―Necesitas ver algo. ―dijo Queen.

―¿No puedes esperar hasta mañana? ―gruñó molesta, ajustó su bata de dormir por el frío que hacía. ―Quiero dormir.

―¡Espera! ―detuvo la puerta antes de que Gianna la cerrara en su rostro. ―Es urgente... y creo que será de tu interés, créeme.

―¿Qué es eso tan urgente? ―preguntó frustrada. ―Porque mis horas de sueños son aún más urgentes... no quieres verme si no he dormido mis ocho horas, Queen.

―Ya sé porque no he logrado invocar a tu hermana. ―soltó.

―Entontró paz. ―dijo Gianna como si fuera obvio.

―No funciona así. ―gruñó Queen. ―Tienen que venir a mí si quieren pasar al otro lado... tienes que acompañarme a mi casa ahora.

―¿Por qué...?

―¡Tu hermana muerta no está muerta! ―gritó interrumpiendo su pregunta.

―¿De qué rayos estás hablando? ―escupió Gianna, furiosa por las incoherencias de la neófita. ―Será mejor que te vayas antes de que te arranque la cabeza, tienes tres malditos segundos. Uno... dos...

―¡Está en mi cama encadenada! ―la interrumpió Queen, Gianna la miró incrédula. ―Nos encontramos en Atlanta... la noquee, encontré unas cadenas y la traje en brazos desde allá.

Gianna suspiró, cruzándose de brazos.

―Dígamos que es verdad. ―alzó la barbilla con aquella mirada fría que portó cuando se conocieron. ―¿Como es que está noqueada? Es una vampiro.

Queen negó con impaciencia.

―Es una especie de híbrida. ―explicó la francesa. ―Bruja y vampiro... pero por alguna extraña razón, hace un año sus poderosos no son los que solían ser, no tiene don.

―Hace un año ella murió. ―dijo Gianna.

―No sé que sucede, pero tu hermana está en mi cama, noqueada y seguramente estará muy furiosa cuando despierte... tienes que acompañarme ahora, Gianna.

𝚁𝚘𝚞𝚜𝚜𝚎𝚊𝚞¹ | 𝙴𝚖𝚖𝚎𝚝𝚝 𝙲𝚞𝚕𝚕𝚎𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora