Capitulo Cuarenta Y Ocho

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Estaban solos. Luego de tres años sin verse, sin saber nada del otro. Solamente ellos dos en una oficina diminuta.
-"Ya es hora?"- dijo Federico mirando el reloj.
Florencia agarró su abrigo y sus llaves. Federico la observaba mientras él también agarraba sus cosas.
Ella se dirigió hasta la puerta.
-"Hasta mañana"- dijo abriendo la puerta.
-"Hasta mañana"- respondió él terminando de agarrar todo.
Había sido una mañana muy incómoda para ambos. Había un montón de cosas por resolver pero no era el momento, o tal vez si?.
Fede salió del estacionamiento en donde había guardado su auto. Dirigiéndose hacia la avenida, pudo ver a Florencia parada en la esquina. Pensó más de dos veces en que debía hacer.
-"Estás esperando a alguien?"- preguntó acercándose hasta donde estaba ella.
-"Estoy esperando un taxi"- respondió mirando para todos lados.
-"Subite"- dijo mirándola.
-"Qué?"- preguntó nerviosa.
-"Te llevo hasta tu casa"- dijo abriéndole la puerta -"Hace frío."
Ella al ver su insistencia, accedió.
Apenas entró su piel se estremeció. El auto, su aroma, le traía tantos recuerdos.
-"Gracias pero no hacía falta"- dijo mirándolo.
Fede hizo una pequeña mueca y arrancó el auto.
-"Dónde queda tu casa?"- preguntó rompiendo el silencio.
-"Vayamos a la mansión que yo me voy caminando hasta allá"- respondió haciendo que Federico la mira extrañado -"Vivo cerca."
Él giró su cabeza y miró nuevamente al frente sin decir nada.

Ninguno habló en todo el camino. Ambos se miraban pero sus miradas nunca se cruzaban.
Flor se había dado cuenta que en el auto todavía estaba un amuleto que ella le había regalado a Fede. Al verlo, sonrió.
-"Bueno"- suspiró al ver que habían llegado a la mansión -"Gracias por traerme."
-"De nada"- dijo mirándola.
Se hizo un silencio nuevamente. Ella se estaba por bajar del auto pero él la detuvo.
-"Flor"- dijo. Ella se giró.
-"Si?"
-"No queres pasar para verlos a los chicos"- dudó en preguntar. Estaba nervioso -"Solamente viven conmigo Roberta y Tomás, el resto se fueron"- sonrió -"Y bueno, también está Greta."
Al escuchar la propuesta no pudo evitar sentir un montón de emociones. Su estómago parecía revolverse.
Al ver que ella no respondía, Federico se echó atrás con la propuesta para no ponerla incómoda.
-"Debes estar muy ocupada, no quisiera molestarte...."
-"Esta bien"- lo interrumpió ella aceptando -"Pero solamente un ratito y después me voy."
A Federico se le iluminó la cara. Se bajó y la acompañó hasta la puerta.
-"Adelante"- dijo entrando.
-"Gracias."
-"Espérame un minuto"- la dejó sola y fue a buscar a los chicos.
Mientras los esperaba, Flor sintió que algo le oprimía el pecho. Cuando entró, una brisa fresca la rosó la cara. El aroma de la casa. Los muebles. Los recuerdos. Los momentos. Todo parecía volver. Se sentía cómoda.

-"No puede ser"- se escucha desde las escaleras. Ella giró para esa dirección y se encontró con dos adolescentes que la miraban con una enorme sonrisa.
-"Flor!"- gritaron ambos, bajando rápidamente las escaleras.
-"Mis chiquis"- dijo ella abriendo los brazos para abrazarlos.
Ellos corrieron hacia ella y la abrazaron con mucha fuerza.
-"Los extrañé mucho"- unas lágrimas se podían apreciar en sus ojos verdes dándole calidez con una tierna sonrisa.
-"Nosotros también Flor"- respondió Roberta.
-"Y el bebé?"- pregunta Tomás entusiasmado.
Al escuchar eso, su cara se transformó. Levantó la vista para mirar a Federico. Él bajó su mirada, estaba triste.
-"Bien"- respondió ella sin sacarle la vista a Federico.
-"Mein God"- se oye a lo lejos -"Qué es lo que ver mis ojos?!"
Al escuchar la voz de la mujer, Flor no pudo evitar sonreír viéndola venir desde la cocina.
-"Gretita"- se acercó para abrazarla.
-"Floricienta"- dijo con una sonrisa -"Mi extrañar mucho a usted"- estaba casi lagrimeando.
-"Yo también Gretita"- dijo secándole las lagrimas.
-"Mi preparar algo para comear"- acotó mirando para Federico -"Pichononos, acompáñenme"- dijo llamándolos.

Se fueron dejándolos solos.
Fede seguía con la cabeza baja. No quería mirarla. Estaba triste. Quería preguntarle por su hijo pero le daba pudor.
-"Se llama Erick"- dijo Flor acercándose a él como si entendiera lo que quería saber.
Federico levantó la cabeza con lágrimas en los ojos.
-"Como mi papá."
Flor asintió con la cabeza y una sonrisa mientras acercaba su mano a la cara de él.
-"Es una combinación perfecta de nosotros dos"- dijo secándole las lagrimas.
Al sentir la mano de ella en su cara, su piel se estremeció.
-"Por qué no me avistaste cuando él nació?"- dijo levantando la vista.
-"No lo sé"- respondió bajando la mirada y quitando su mano.
-"Es mi hijo también"- decía con la voz quebrada.
-"Tenes razón"- dijo ella subiendo la mirada -"Perdón."
-"Te juro que te odié y prometí seguir haciéndolo por mucho tiempo pero..."- se detuvo al verla.
-"Pero?"- acotó ella mirándolo también.
Él se fue acercando. Ella se lo permitió.
Estaban muy cerca.
-"La comida estar lista"- gritó Greta interrumpiéndolos.
-"Te quedas?"- le preguntó teniéndola a poco centímetros suyo.
-"No puedo"- respondió ella mirándolo -"Me están esperando."
Federico hubiese preferido que le peguen con un martillo porque sentiría que eso le dolería menos que saber que alguien estaba esperándola todos los días junto a su hijo.
-"Esta bien"- ambos seguían cerca. Se miraban. Se sentían la respiración.
-"Gracias por haberme traído"- dijo ella alejándose. Sabía que si seguía unos segundos más cerca de él, no se iba a poder resistir.
-"De nada"- respondió acompañándola hasta la puerta.
-"Nos vemos mañana"- antes de irse, le dió un suave y tierno beso en la mejilla -"Chau."
La vió irse. Tenía un montón de emociones juntas. No sabía cómo sentirse. No sabía que le pasaba. Pensó que ya la había superado pero se dió cuenta que le era imposible.
-"Agh"- dijo Greta saliendo de la cocina -"Y Florencienta?"
-"Se fue porque la estaban esperando"- respondió mirando hacia abajo.
Greta se acercó y le acarició el hombro.
-"Bueno"- dijo él subiendo la mirada -"Vamos que la comida se enfría"- le tomó la mano y se la besó. Le dió una sonrisa cálida y se dirigió hacia la cocina.

Al llegar a su casa, Florencia recién pudo soltar el aire. Sentía que llegaba a soltarlo antes, Federico le quitaría toda la respiración con solo verla.
-"Dios mío"- suspiró apoyada en la puerta.
-"Mami?"- Erick se asomó al oír que alguien había entrado.
Al verlo al lo lejos notó el parecido que tenía con Federico. Nunca se había puesto a pensar que él se precia más a su padre que a ella.
-"Estás bien?"- dijo acercándose con una voz muy suave.
Flor se agachó para estar a su altura y lo abrazó muy fuerte.
-"Si mi amor"- sus lágrimas cayeron. -"Te extrañé mucho"- dijo abrazándolo con más fuerza.

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