Capitulo Cuarenta Y Nueve

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Y por fin, la noche llegó. Había sido un día muy largo y con muchas emociones que volvieron a aparecer.
Cada uno en su hogar. Con su familia. En su habitación. Pensando en el otro. Luego del reencuentro de esa mañana todo parecía volver como antes. Los sentimientos que creían olvidados, parecían volver.

Fede estaba en su habitación. Sin poder dormir. Pensaba. Su cabeza no dejaba de pensar.
Decidió que sería bueno ir a tomar algo a la cocina, quizás así podría despejarse y lograr obtener sueño. Al salir de su habitación, su cuerpo lo guió hasta el otro lado del pasillo.
En vez de baja a la cocina, terminó frente la puerta del ex cuarto de Flor.
-"Cuanto tiempo"- dijo acariciando la puerta. Desde que Flor se fue, él había estado durmiendo en ese cuarto por dos meses sin querer salir. Con la ayuda de los chicos pudo ir levantándose y cambiar el aire. Un día empezó durmiendo con la puerta abierta. Unos días más tarde probó ir a dormir a su anterior cuarto pero en medio de la noche volvía al cuarto de Flor. Luego de un mes así, logro pasar toda una noche en su cuarto y después de ahí no se fue más.
Desde ese entonces nunca más había vuelto a entrar a ese cuarto, hasta esa noche.
El volver a verla a Flor hizo que necesitara entrar al cuarto. Al abrir la puerta, sintió como una brisa le rosó la cara.
-"La ventana"- susurró al verla abierta. Entró para cerrarla y luego se quedó mirando todo alrededor.
Desde que ella se había ido, el cuarto no se sentía de la misma manera cuando estaba su presencia. Se sienta en la cama y observa todo desde ahí.
-"Que raro"- dice mirando el árbol y parándose -"Por qué vos no te secaste?"- él sabía que si Flor estaba lejos de su árbol, este se secaría. Pensó que lo encontraría todo disecado pero al parecer no.

Mientras tanto.
Flor estaba en su cuarto sola. Le parecía raro que Juan todavía no haya llegado. Ya era casi media noche y él ya tendría que haber vuelto.
Últimamente estaba volviendo muy tarde. Ella siempre le preguntaba dónde estaba pero él siempre esquivaba el tema diciendo que no era nada importante.
Mientras lo esperaba en su cama acostada mirando el techo, pensaba en lo raro que había sido ese día. Volverse a encontrar con Federico. Pensó que no lo vería nunca más. Recordaba cuando le habló sobre Erick. Ella vió cómo sus ojos se llenaban de lagrimas al escucharla hablar de su hijo. Sabía que un día de estos se lo tendría que presentar y permitirle verlo. Creía que todavía no estaba lista pero cuando hoy lo vió, sintió que el corazón se le saldría del pecho. Estaba tan lindo. Parecía un pollito abandonado cuando le dijo que no se quedaría a comer. Además extrañaba a los chiquis. A Greta. A la mansión. Y a él. Muy dentro suyo, lo extrañaba.
Entre tanto pensamiento, cada vez se hacía más tarde y sus ojos se cerraban. Estaba muy cansada y no pudo evitar caer dormida.

A la mañana siguiente su alarma sonó.
Se levantó sola. Juan no estaba. Comenzó a buscarlo pero era en vano.
-"No vino a dormir?"- dijo en voz baja.
Por su cabeza pasaron un montón de cosas pero prefiero evadirlas.
En eso ve que el pequeño Erick sale de su cuarto.
-"Buen día mi principito"- dijo Flor alzándolo -"Cómo dormiste?"
El nene no dijo nada, solamente se aferró a ella.
-"Epa, qué pasa?"- le preguntó al ver la rara actitud.
-"Soñé con mi papá"- dijo con un hilito de voz muy suave.
Al oír eso, quedó paralizada. Erick sabía que Juan no era su papá verdadero, es más, alguna que otra vez, Flor lo llevaba a la esquina de la mansión y le mostraba a Federico. Él sabía cómo era físicamente pero nunca habló con él.
Las primeras veces luego de verlo desde lejos, Erick había soñado con Fede pero fue una sola vez y creía que sería la única.
-"Y qué soñaste?"- le pregunta bajándolo y mirándolo.
-"Soñé que lo conocía"- respondió frotándose los ojos -"Que hablaba con él."
Flor sintió un nudo en la garganta. Quería hacer un montón de cosas al respecto pero no podía. Creía sentirse preparada pero a la vez algo no lo dejaba hacerlo.
Al ver la expresión de ella en el rostro, Erick le sonrió. Para ser un niño de solamente tres años y medio, era muy inteligente y conocía a su madre como nadie.
Al verlo sonreír, Flor relajó un poco.
-"Vamos a desayunar? Hay que ir al jardín"- dijo tomándolo de la mano.

Al terminar de desayunar salieron rápido porque llegaban tarde. Esta vez lo llevo Flor porque Juan no había vuelto. No entendía porqué pero había desaparecido.
Al dejarlo en el jardín, Flor suspiró.
Ya estaba lista para ir a la oficina así que se dirigió a una parada de taxi.
Estaba llegando tarde. Se bajó lo más rápido posible y entró casi corriendo.
-"Perdón perdón"- dijo agitada entrando a la oficina.
-"Flor"- dijo Federico al verla entrar -"Estás bien?"- preguntó al verla tan agitada.
-"Sisi"- respondió tocándose el pecho -"Perdón por haber llegado tarde pero tenía que llevar a Erick al jardín."
Al escuchar eso, Fede quedó inmóvil. Toda la noche había pensado en ella y en su hijo. Deseaba conocerlo pero sabía que Flor no quería, o tal vez no podía.

Flor logró recuperar el aliento y se sentó.
-"Qué queres que haga?"- preguntó parándose luego de unos minutos y acercándose al escritorio en donde estaba Federico.
-"Emm"- se había quedado paralizado al escucharla tutearlo. Nunca le había tratado así, siempre le había hablado de "usted". Ni siquiera cuando estaban juntos.
-"Estás bien?"- preguntó al ver que no le respondía.
-"Si"- respondió seriamente -"Necesito que le des esto a Mercedes. Necesito que los firme, así que si podes esperarla, mejor."
-"Bueno"- dijo recibiendo los papeles.
Flor salió de la oficina. Federico la observaba. Era hermosa. Nunca nadie le había parecido tan atractiva como ella. Tenía ganas de abrazarla. De besarla. Quería estar con ella. La extrañaba y la necesitaba.
-"Dios mío"- dijo suspirando y tocándose la cabeza -"Estás loco Federico"- se dijo mientras largaba una pequeña sonrisa.

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