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RON Y HARRY SE HABÍAN MANTENIDO DISTANCIADOS DE HERMIONE DESDE QUE HABÍAN DESCUBIERTO QUE SU PAREJA ERA DRACO MALFOY. Saber que esa relación había comenzado al inicio del séptimo curso y que tenía más de un año de permanecer oculta, tampoco había hecho bien a ambos jóvenes. Se sentían terriblemente defraudados por su amiga, a quien ellos consideraban haber defendido siempre a capa y espada de todos los Slytherins que le hicieron la vida imposible en el colegio.

Hermione por su parte había zanjado la cuestión ignorándolos por completo. Le dolía esa actitud tan cerrada, pero si ellos no querían comprender su relación con Draco ni oír hablar de su futura boda, ella tampoco iba a seguirlos como perrito faldero mendigando su amistad. Mucho menos los seguiría para dar explicaciones. Los únicos que merecían una explicación de mi parte eran mis padres, le dijo a Ginny cuando conversaron esa noche en su habitación y a pesar del amor que sentía por Harry, la pelirroja le había dado la razón.

Y si sus padres habían reaccionado muy bien a la noticia de su relación amorosa y su embarazo a pesar de sentirse un tanto decepcionados, razonó Hermione, ¿por qué entonces tanto drama por parte de sus amigos? Está bien, comprendía que sus padres no estaban prejuiciados contra los Slytherin en general y contra Draco en particular, como sí lo estaban Ron y Harry, pero aún así estaban reaccionando peor que una telenovela muggle y ella estaba para todo, menos para dramas.

El embarazo estaba ya en la última etapa, hacía meses que la abultada barriga le impedía verse los pies cuando estaba parada. No podía dejar de sentirse como un inmenso globo que hacía todos sus movimientos en cámara lenta. Si caminaba mucho le dolía la espalda y por recomendación del sanador de San Mungo, había tenido que reducir el consumo de sal porque estaba acumulando líquido y eso le provocaba hinchazón en los tobillos y piernas.

Para colmo, se le estaba dificultando dormir en principio porque la bebé le oprimía los pulmones cuando se acostaba boca arriba, así que dormía casi sentada apoyada en muchos almohadones que la Sra. Molly le había prestado, previendo estas molestias. Y en segundo lugar, porque cuando finalmente conciliaba el sueño, las urgentes ganar de orinar la despertaban y la hacían dirigirse apresurada al baño.

Se acercaba la navidad, pero la tensión dentro de La Madriguera iba en un tirante aumento y Hermione se mordía la lengua ante las actitudes de sus amigos para no iniciar una discusión, sobre todo porque los Weasley habían abierto las puertas de su casa de par en par para ella y su familia, así que se sentía en la obligación moral de tratar de mantener la fiesta en paz, pero cada vez le era más difícil mantenerse pacífica.

Con su madre y la Sra. Weasley habían comenzado a organizar la ceremonia de su boda, pero en realidad habían avanzado muy poco. Ni siquiera tenían un lugar seguro para hacerlo y debían prepararlo rápido, ya que Hermione quería que tanto Ginny como Luna estuvieran presentes.

"¿Cómo van las cosas con los chicos?", le preguntó Luna dos días después del encuentro con Draco.

"Pésimamente mal, Luna. Ellos siguen con actitud dolida y yo no estoy para rogar gente", le respondió testadura. "Pero la situación es incómoda, porque no puedo olvidar que los Weasley nos están acogiendo a mis padres y a mí en La Madriguera"

TRAZANDO EL DESTINO, dramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora