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"¿ADÓNDE ME LLEVAS?", PREGUNTÓ HERMIONE CON VOZ DIVERTIDA.

"Es una sorpresa", le respondió él en el mismo tono.

"Draco, no me tengas en ascuas"

"Si te lo digo dejará de ser una sorpresa", le rebatió él.

Hermione caminaba con lentitud con los ojos vendados. Con Draco frente a ella tomándola por los antebrazos y caminando lentamente de espaldas. Le había seguido el juego a su esposo, quien había llegado emocionado a Malfoy Manor para decirle que necesitaba que lo acompañara, pero con la condición de hacerlo con una venda en sus ojos.

Había llegado exaltado, muy contento y con los ojos brillantes. Como un niño con juguete nuevo.

Así que ella había aceptado que le colocara un pañuelo sobre los ojos pensando que Draco le mostraría algo que tenía preparado en la habitación contigua, pero de repente se había encontrado siendo conducida por los corredores de Malfoy Manor, con destino desconocido. Ellos no eran muy dados a esos juegos, así que Hermione estaba entre divertida, ansiosa, curiosa y desesperada por quitarse la venda de los ojos.

Para incrementar su sorpresa, Draco le colocó su abrigo y sintió como entraban en una de las chimeneas.

"Draco, ¿Para dónde...?"

"Muffliato", cuando Hermione escuchó el hechizo y sintió el zumbido en sus oídos. La curiosidad comenzó a convertirse en un poco de indignación porque eso estaba tardando mucho más de lo previsto y porque Draco estaba evitando que ni siquiera escuchara el lugar hacia donde se dirigían. Abrió la boca ligeramente haciendo un gesto de sorpresa y más pronto que tarde sintió el beso de Draco en su frente. Era un beso apaciguador. Él sabía que ella se estaba desesperando, pero aun así siguió adelante con sus planes y tomó sus manos para que se aferrara a él durante el viaje por la Red Flu. Hermione dio un pequeño suspiro resignado y no le quedó más remedio que abrazarse a la cintura de su esposo a la espera de partir. Pronto se sintió avanzando dentro de la Red y se sintió caer en la chimenea del lugar adonde la llevaba Draco. Salieron de la otra chimenea siempre con paso un poco lento, con Draco cuidando de que no tropezara con nada y ella sintió cómo le retiraba el hechizo para que pudiera escuchar de nuevo.

"Ya falta poco", le anunció él.

"¡Oh, vamos Draco!", protestó Hermione, cruzando los brazos frente a su pecho y sobre su incipiente barriga, sobre todo porque en cuanto se sintió en una superficie plana y segura había intentado quitarse la venda del rostro, llevándose la sorpresa de que Draco también la había hechizado para que no pudiera hacerlo. "Quítame ya la venda", le demandó.

"No", le respondió el tajante, pero manteniendo la voz un poco juguetona. "Pero quiero que avancemos más rápido".

Diciendo esto, ella lanzó un pequeño grito por la sorpresa de sentir cómo Draco colocaba uno de sus brazos en su espalda y el otro atrás de sus rodillas, para levantarla y trasladarla a otro lugar. A sus casi cinco meses de embarazo, Hermione ya estaba un poco más pesada de lo usual, pero eso no fue ningún impedimento para Draco, quien la alzó con facilidad y se la llevó en sus brazos. A oscuras como estaba, Hermione solo atinó a agarrarse burdamente de las solapas de la túnica de Draco. Luego cuando se acomodó mejor y dejó de lado el miedo de caerse, levantó sus manos para tomarlo por el cuello.

TRAZANDO EL DESTINO, dramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora