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LA TENSIÓN EN EL SALÓN PRINCIPAL DE GRIMMAULD PLACE ERA PALPABLE Y PODÍA PERFECTAMENTE CORTARSE CON UN CUCHILLO y aunque Hermione había previsto las diversas reacciones de los pelirrojos, nunca consideró quedar en medio de todo el lío entre Harry, Ginny, los Weasley y el anuncio de un embarazo.

Había vuelto hacía un par de días de Cancún y tanto ella como Irene, todavía conservaban un bonito bronceado, producto de los días de sol tropical que habían vivido. Al regresar a la casa de Harry, Ginny se encontraba allí esperándola junto con toda su familia. Todos estaban tan felices y relajados que inmediatamente se percató de que la pelirroja todavía no le había soltado la noticia a su clan. También estaban allí Tonks y Remus, quienes siempre se habían mantenido pendientes de ellas.

Hermione iba sola con su hija y aunque ella habría preferido viajar junto a Draco, él no bajaba nunca la guardia, evitando situaciones que los delataran. Ella, tenía que reconocerlo, era una Gryffindor algo impulsiva y él era una analítica serpiente, que prefirió que regresaran de la misma manera en que se habían ido: por caminos separados. Así que se despidieron de las maravillosas vacaciones en el callejón mágico de Cancún. Fue Harry el encargado de esperarlas en Madrid, para volver juntos a Londres en un avión muggle.

Todos estaban emocionados de verlas llegar tan felices. Hermione llevaba una expresión radiante y relajada. Sí que le habían sentado muy bien los días de vacaciones. Irene iba bastante cansada y pronto se quedó dormida en los brazos de Molly, quien las había extrañado mucho en las celebraciones de Navidad, habituada como estaba a tener la casa llena a rebosar de amigos y familiares durante las fiestas. Aunque tarde, les entregó sus respectivos regalos: a ella una linda bufanda roja y a la niña su suéter con su inicial al frente. Ambos tejidos por la misma Molly, "¡por supuesto! No es pelirroja, pero la considero mi nieta", le dijo la matriarca Weasley con una amplia sonrisa y luego las abrazó fuerte.

Todos los presentes querían saber hasta el más mínimo detalle de las vacaciones, así que, entre toda la continua charla, el almuerzo se extendió hasta la noche. Hermione les mostró las fotografías que llevaba consigo del viaje, tanto muggles como mágicas y todos disfrutaron de ver a Irene feliz en la playa y en la piscina.

También, Hermione quería saber sobre lo que había pasado en el mundo mágico durante su ausencia. Y no eran buenas noticias. El lado oscuro que hasta ese momento había detenido su avance, estaba de nuevo cobrando fuerza y había realizado un par de ataques a familia mágicas. En uno, los hijos habían logrado sobrevivir y estaban siendo protegidos por el Profesor Dumbledore en Hogwarts; pero en el otro, los mortífagos habían eliminado a toda la familia. Aunque no lo quisieron decir en voz alta, todos pensaban en lo mismo: esa escalada de ataques solo podía significar que el punto máximo de la guerra estaba por llegar y tenían que prepararse para la batalla final.

En ese momento se hizo un análisis de los hechos: sus repercusiones, el manejo que el Ministerio estaba haciendo, como lo había informado El Profeta a la comunidad mágica... y a pesar de lo grave de la situación, Hermione no tenía cabeza para otra cosa que no fuera el embarazo de Ginny, así que aprovechó el momento cuando subieron juntas a acostar a Irene para abordarla al respecto.

TRAZANDO EL DESTINO, dramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora