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ESA NOCHE, HERMIONE NO PUEDO CONCILIAR EL SUEÑO CON FACILIDAD. No lograba pensar con claridad qué iba a hacer en el futuro. Le daba muchas vueltas a todo, pero lo que predominaba era la incertidumbre del momento. Con la guerra encima, un amor clandestino y la vida en peligro por ser hija de muggles, en realidad miraba el mañana bastante pintado de negro. Ahora tenía que agregar a su lista de preocupaciones al hijo que esperaba, porque deshacerse del bebé definitivamente no era una opción. "Antes de tomar una decisión, debo hablar con Draco", pensó.

Por lo menos, ahora comprendía el excesivo sueño que venía sintiendo, había sido un milagro que no se quedara dormida en las clases. Padecía de un cansancio extremo, pero nadie había sospechado que algo raro pasaba, es más lo miraban como un síntoma de que se estaba exigiendo demasiado a sí misma, preparándose para los Éxtasis.

Lo que más la molestaba eran unas excesivas náuseas. Gracias a Dios que no vomitaba, porque hubiera sido mucho más sospechoso. Al menos las náuseas podían disimularse, por lo menos un poquito. Según sus cuentas, el bebé nacería en febrero del siguiente año. Realmente, Draco y ella tenían muchas decisiones que tomar.

Con eso en la cabeza, bajó a desayunar. Iba cansada y con unas ojeras profundas bajo sus ojos. Se acercó a la mesa de Gryffindor, pero con solo verla llena de comida, su estómago se encogió y no pudo evitar hacer una mueca de asco. Se controló con mucho esfuerzo porque sentía las tripas pegadas en las amígdalas. Comió un poco de cereal, más bien se obligó a comer un poco de cereal y tomó con mucho esfuerzo un vaso de jugo de calabaza.

"Hermione, ¿qué te sucede hoy? No has comido nada y eso no es normal en ti ¿Te sientes mal?", le preguntó Lavender, que como siempre estaba pendiente de los demás y se metía donde nadie la llamaba.

"No, es solo que algo debe haberme caído pesado en la cena, porque hoy me he levantado sin hambre", le contestó.

"Pero es que desde hace días que observo que no te estás alimentando bien", le dijo con aire inocente "si sigues así te vas a poner muy delgada y eso no es malo para conservar la línea, pero sí para sobrevivir todos los Éxtasis en los que tienes que examinarte".

"Lavender, por favor, no seas exagerada no me pasará nada por comer poco en una mañana de domingo".

Pero Harry y Ron inmediatamente se habían vuelto para ver su plato, vieron lo poco que estaba comiendo e intentaron abrir la boca para obligarla a ingerir algo más que no fuera cereal. "De eso nada, ni se les ocurra decir absolutamente nada", les dijo tajante antes de que pudieran hablar algo "van a provocar que me sienta peor si hacen que coma a la fuerza".

Sus amigos no insistieron porque conocían de sobra su carácter obstinado, solo intercambiaron una mirada de preocupación, pero luego se les metió que la llevarían a la enfermería para descartar cualquier enfermedad. Hermione casi entró en pánico. No quería ir donde Madame Pomfrey hasta no hablar con Draco primero. Sabía que debía controlarse la salud, por su propio bien y el del bebé, pero no iba a dar una noticia tan trascendental a media humanidad sin que el padre de la criatura lo supiera primero.

TRAZANDO EL DESTINO, dramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora