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TODOS EN LA CELDA HABÍAN QUEDADO PARALIZADOS SIMULANDO UNA FOTOGRAFÍA MUGGLE. Lucius porque la sorpresa que se había llevado era muy difícil de digerir, Draco por que el temor a la reacción de su padre lo tenía todavía clavado en el piso y sin saber qué hacer, y los demás porque no habían podido hacer nada que impidiera que Lucius descubriera a Irene. Hermione temblaba por el destino de su hija, más que por el suyo.

Pero Lucius reaccionó más rápido. Recobrándose de su sorpresa, hizo un rápido movimiento de varita, que todos reconocieron como un hechizo silenciador. A pesar de todo no quería que los demás mortífagos se enteraran de lo que estaba sucediendo, hasta escarbar toda la verdad detrás de la deshonra de tener una nieta mestiza. Gracias a Merlín que solo él y Draco estaban en la celda cuando la niña despertó.

Tenía que saber. Tenía que descubrir si esa niña era fruto de un desliz de Draco o si había algo más entre él y esa sangre sucia.

Después de lanzar el hechizo, sorprendió a su hijo: se abalanzó sobre él y lo contraminó con fuerza contra la pared. Lo había tomado del cuello y lo sofocaba sin piedad. Los demás siguieron sin intervenir. Paralizados. Sin varitas era poco podían hacer para defender a Draco.

"¿Esa es tu hija, Draco Malfoy?", preguntó con la mirada endurecida y con voz contenida pero no por eso estaba exenta de rabia. Y sí era una pregunta que parecía estar de más, pero Lucius necesitaba escuchar que su hijo lo admitía.

"Padre, yo...", comenzó Draco a responder.

Lucius cerró con más fuerza su mano sobre la garganta de su hijo y lo empujó de nuevo golpeando su espalda contra la pared. Draco respiraba con mucha dificultad. Hermione miraba horrorizada la escena, apretando a Irene contra su pecho. La niña continuaba llorando pidiendo a su madre que la bajara al piso.

"Las explicaciones para después", cortó Lucius tajante. "Respóndeme"

"Sí, padre", le dijo Draco con la voz tan estrangulada que salió casi en un susurro.

"¿Qué edad tiene?"

"Creo que dos años", respondió tratando de que su padre creyera que no mantenía mucho contacto con ellas. Conocía tan bien a su padre que estaba seguro que descargaría su cólera contra cualquiera para desahogarse y si alguien debía sufrir la ira de Lucius Malfoy sería él y nadie más.

"¿Crees? ¿No estás seguro de la edad de tu hija?", le preguntó con sarcasmo, pero comenzando a desesperarse por el llanto que mantenía la niña.

"No", dijo escueto.

A pesar de la indignación que le carcomía el orgullo y la ira que le sacudía el cuerpo, Lucius sacó cuentas rápidamente.

"Todavía estabas en Hogwarts cuando te enredaste con la sangre sucia", afirmó con la voz contenida, acercando su rostro al del su hijo.

TRAZANDO EL DESTINO, dramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora