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DRACO SE HABÍA SENTIDO GIRAR DENTRO DE LA RED FLU PARA LLEGAR A LA MADRGUERA. Iba ansioso por encontrarse finalmente con Hermione y ver si realmente ella e Irene se encontraban bien. En menos medida, le preocupaba también la reacción de San Potter y la Comadreja cuando le vieran entrar en La Madriguera. Lo único que quería era llegar a Hermione sin sufrir ningún hechizo en el intento.

Cuando finalmente salió de la chimenea, recorrió con la vista todo lo que había a su alrededor, vio la cara de estupor de todos y a los gemelos sosteniendo convenientemente las manos de Potter y Weasley. Pero sus ojos no estuvieron tranquilos hasta que se detuvieron en el rostro de Hermione. Avanzó hacia ella, sintiendo el corazón trabado en la garganta, la vio venir a su encuentro con sus brazos abiertos y buscar refugio en su pecho y en sus brazos. La estrechó con fuerza, dando un enorme suspiro mientras finalmente sentía la tranquilidad de comprobar que estaba viva y a salvo.

En medio del fuerte abrazo, hundió su rostro en su cuello aspirando el olor de su piel y de su cabello; luego soltándola y separándose un poco de ella, tomó su rostro con ambas manos en un gesto que pareció desesperado y la besó. Fue un beso breve pero intenso.

"¿Estás bien?", le preguntó con su rostro a escasos centímetros del de Hermione, todavía acariciándole las mejillas.

"Sí..."

"¿La bebé? ¿Tus papás?"

"Todos estamos bien, Draco. Pasamos un susto tremendo, pero lo sobrevivimos"

Draco levantó finalmente su rostro para enfrentar a todo el clan Weasley, a Potter y a los miembros de la Orden que se encontraban allí. Con su mirada gris, recorrió todos los rostros, pero las palabras estaban trabadas en su garganta, así que solo atinó decir:

"Gracias..."

Hermione sintió que la tensión en la habitación estaba volviéndose algo pesada. Vio las caras de Ron y de Harry, con sus expresiones que mezclaban la serie de sentimientos que los abatían en ese momento: incredulidad, enojo, decepción y el desprecio que sentían por Draco.

A su vez, sintió las manos de Draco apretarse involuntariamente sobre sus hombros. Ese también debía ser un momento bastante difícil y embarazoso para él, a pesar de ser una hábil serpiente. Por ella, estaba de lleno metido en medio de una manada de leones. De sobra conocía que la antipatía entre sus amigos y Draco era mutua y plenamente correspondida, así que tenía que sacarlo de la sala rápidamente, antes de que todo se descontrolara. Tenía que darles tiempo a todos para asimilar la noticia.

"Necesito hablar contigo en privado", le dijo a Draco.

"Puedes utilizar mi habitación", le sugirió Ginny rápidamente, quien, a pesar de estar sorprendidísima, como siempre era un apoyo incondicional para Hermione. Tomó a Draco de la mano y subieron hacia el cuarto.

TRAZANDO EL DESTINO, dramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora