Capítulo 34

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Hugo divisó en la otra parte del lago a su ex. Se acerca al oído de Eva.
- Hugo: cariño, aquella rubia que hay allí enfrente con la chaqueta rosa fosforita es mi ex. Espero no que no venga.
- Eva: tranquilo amor, si viene nosotros la ignoramos, y seguimos con lo nuestros
- Hugo: vale
Eva le deja un beso en los labios a Hugo, él le abrazaba con un brazo, mientras con el otro sujeta a la pequeña.
Cuando se iban la ex de Hugo se acerca a ellos.
- Laura: hola Hugo
- Hugo: hola Laura y adiós.
- Laura: no seas así, no me presentas?
- Hugo: ellas son mis amores Eva y Atenea. Mis chicas y si nos disculpas nos vamos
- Laura: que seco te has vuelto
- Hugo: no tengo ganas de hablar contigo
- Laura: ya me buscaras
- Eva: tranquila que no te buscará, estamos muy bien y somos muy felices.
Eva cogió la mano a Hugo y se fueron del parque.
Continuaron paseando por la ciudad y por la noche cenaron los tres cerca del río en un bar.
Cuando llegaron a casa, se dieron una ducha y se fueron a dormir.
La semana en Córdoba, paso volando, visitaron diferentes lugares de la ciudad, comidas con sus padres y algunos familiares de Hugo.
El jueves por la noche.
- Hugo: mamá papá os hemos traído un regalo.
- Rafa: hijo no hacía falta.
- Eva: lo hemos hecho por que nos ha gustado a los dos la idea.
Hugo se levanta y va a la habitación a partir el paquete.
- Hugo: tomad
Los padres de Hugo lo cogen, abren el paquete, al verlo se les saltan las lágrimas.
- Ana: chicos es precioso
- Eva: mucho, a mi me encantan las fotos de Hugo con la pequeña
- Ana: si esas son preciosas, se nota que se quieren, en verdad todas las fotos transmiten amor
- Eva: Ana ese amor es el mismo que nos ha dado él desde el primer momento
- Ana: Eva cariño me puedes llamar mamá, también si quieres
- Eva: gracias
- Hugo: papá no dices nada
- Rafa: que quieres que diga hijo, se te ve feliz, enamorado no solo en las fotos sino en todo momento
- Hugo: es así. Eva y Atenea me han cambiado la vida por completo pero a mejor y sin duda no las cambio por nada del mundo. El gesto que hice con la pequeña de cuidarla hasta encontrar a su madre lo volvería hacer un millón de veces si fueran ellas. Las quiero mucho.
Eva y Ana no podían parar de derramar alguna lágrimas con las palabras de Hugo.
Continuaron la noche hablando entre ellos y se despidieron ya que al día siguiente regresaban para casa.

DEL ODIO AL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora