Vigésima Novena Historia.

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Una pérdida.

Harry caminaba tranquilamente por un sendero arbustos frondosos, con un ramo de rosas entre sus manos, su anillo de bodas relucia en su dedo anular. Su cabello seguía alborotado e indomable moviéndose con el viento otoñal de la temporada, ahora lucía una barba bien marcada en su barbilla que a su esposo le encantaba, y que solo por esa razón aún no cortaba, pero si cuidaba mucho.

Unos metros más y se encontro parado en la valla de una que pequeña casa, cruzó y siguió el camino de piedras hasta la puerta, la cual abrió sintiendo de inmediato el olor a café y tarta de melaza recién hecho. Sonrió para sus adentros reconociendo de inmediato el buen ánimo de su esposo.

Sacándose la pesada capa de viaje, se asomó por la puerta de la cocina encontrándose con su esposo de espaldas preparándose para su merienda, con su panza redonda de ya 7 meses de embarazo. Se acercó hasta el rubio tendiendole las flores que le había comprado abrazandolo por la espada.

ᅳpara mi hermoso Dragón ᅳle susurro haciendo que su esposo riera por lo bajo.

ᅳoh, ¿sólo recibiré un ramo de flores?

ᅳ por supuesto que no ᅳrió contra la mejilla del rubio, antes de voltearlo para por fin después de un largo día, unir sus labios y besarlo como había pensado en hacerlo todo el día. Sólo cuando el aire les fue faltando se separaron y se sonrieron.

ᅳ¿día duro?

ᅳen la fábrica hubo ciertos... inconvenientes, pero ya está.

ᅳ ese es mi Harry ᅳdijo acunado las mejillas del moreno entre sus manos besandolas repetidamenteᅳlamento que tengas que trabajar tan duro, pero te prometo que una vez que nazca el pequeño Orión, volveré al trabajo y...

ᅳno ᅳlo interrumpió ᅳno es necesario, Draco. Te quedarás aquí y cuidaras a nuestro bebé hasta recuperarte completamente, puedo con esto.

ᅳlo siento... si no me hubiese elegido a mi, todavía podrías trabajar en el mundo mágico...

ᅳno digas eso, Dragón... seguirte y tenerte es lo único que he deseado más que nada y no me arrepiento de eso, incluso ahora soy el hombre más feliz del universo, que se joda el mundo mágico.

Harry abrazo a su esposo con fuerza, no queriendo pensar en el mundo que salvo y que lo traicionó, de sus amigos que le dieron la espalda y lo insultaron. Jamás iba a perdonar al mundo por el que se sacrificó y del cual fue exiliado.

Luego de la guerra, Harry por fin decidió sacar a la luz uno de sus secretos mejores guardados, sincerandose con el mundo sobre su relación con Draco Malfoy, todos actuaron sorprendidos pero sobre todo, enojados. En especial los Weasley, quienes lo había insultado y habían golpeado a su pareja cuando no estaba.

Jamás los perdonó, y tampoco a las demás personas que intentaron alejarlo de su amado. Pero la gota que derramó el vaso fue cuando quisieron ponerle una poción de amor para que se enamorara de Ginevra y terminará con Draco, ese día aprendió que no podía confiar más en esa familia.

Sin importarle nada, tomó la mano de Draco y huyeron lo más alejados del mundo mágico, donde se instalaron en una pequeña cabaña que Draco había heredado de su padrino. Empezaron una vida en aquel mundo nuevo para ambos, empezando como completos desconocidos, en un mundo donde poco después se casaron.

Y ahora llevaban cinco años alejados del mundo mágico, felizmente casados y con un hijo a punto de nacer. Y él no podía pedir más, todos los días volver del trabajo y ser recibido por su esposo, con besos y mimos, con la cena lista y una sonrisa brillante.

Jamás cambiaría eso.

Esa noche, ambos se acostaron en la cama abrazados el uno al otro, Harry acariciando el estómago de su esposo sintiendo los leves movimientos de su hijo, mientras que Draco le acariciaba el cabello con delicadeza.

ᅳrecuerda regresar temprano el sábado.

ᅳpor supuesto que si, amor. Jamás me perdería nuestro aniversario.

ᅳlo digo en serio, Potter, te tengo una sorpresa y no quiero que lo arruines y luego-

ᅳ te amo ᅳlo interrumpió Harry besandolo ᅳy llegaré temprano, o yo mismo me asegurare de ponerme una abstinencia a tocarte.

ᅳ perfecto ᅳrió Draco antes de volver a acariciar sus cabellos haciendo que Harry recostará su cabeza en el su pecho.

Quien iba a pensar que pronto esos días cambiarían.

El sábado llegó en un abrir y cerrar de ojos, Harry se había levantado de la cama en la mañana temprano encontrando el desayuno hecho en la mesa, su esposo se estaba dando uno de esos baños con burbujas que duraban media hora dentro de la tina por lo que eso su despedida como excusa para entrar en el baño, luego de una sección de besos bastante extensa fue al trabajo con una hermosa y tonta sonrisa.

Fue el primero en llegar temprano al trabajo y el día pasó lentamente a partir de allí, Harry apesar de trabajar en una fábrica muggle, se las arreglaba bastante bien, al contrario de Draco a quien le tomó mucho tiempo acostumbrarse a ese nuevo mundo.

La tarde llegó, era las seis, le habia prometido a su esposo llegar temprano así que retirando el ramo de flores que siempre le dejaba encargado a la floreria de la esquina se dirigió rápidamente hacia donde se encontraba su hogar.

Pero, había algo en el ambiente cerca de llegar a su casa que lo hacía sentir inquieto. Y sus dudas se confirmaron, cuando llegó hasta la valla y vio la puerta de entrada abierta, sentía magia que no le pertenecía a su esposo, y sentía un olor desagradable. Avanzó con rapidez y sólo cuando entro, pudo notar que era lo que estaba mal.

Su esposo estaba en el suelo desangradose y su estómago estaba plano, algo había entrado y lo había lastimado. Dejo caer las rosas y se apresuró a acercarse al rubio.

Su esposo temblaba entre sus brazos, lágrimas se deslizaban de sus ojos mientras abrazaba su vientre, su ropa estaba rota y cubierta de sangre aún fresca.

ᅳ...¿amor? ᅳ su voz sono temblorosa, viendo la mirada angustiante de su pareja.

ᅳHarry... ellos lo mataron... mataron a mi bebé Harry ᅳlloro el rubio mientras se abrazaba a él, adolorido y herido, manchando su ropa con sangre ᅳ duele... me duele mucho...

ᅳ¿quién fue?

ᅳyo... quería darte una sorpresa, invite a tus amigos... Pero ellos me atacaron ᅳmientras hablaba sollozaba con la voz rota y débil ᅳlastimaron a Orión... me lo sacaron a la fuerza y lo mataron frente a mis ojos Harry... mataron a mi bebé

Y Draco siguió llorando desconsolado entre sus brazos y Harry no podía evitar que le doliera eso, estaba enojado, furioso, pero sobre todo triste.

No, esto había ido muy lejos.



Si, habrá segunda parte.

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