Cap. 3: Deudas saldadas

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"No puede ser." Pensó Rin al ver entrar al restaurante al mismo hombre con el que había chocado días atrás en la universidad. Finalmente había logrado recordar por qué su nombre le era tan familiar y luego de ese desagradable encuentro fuera de las oficinas, no quería tener que volver a cruzarse con él.

Él venía junto a una hermosa mujer de cabellos negros y exóticos ojos color carmín, se sentaron en una de las mesas de al fondo, que para mala fortuna de Rin, eran las mesas que le correspondían a ella.

- Kagome, ¿Puedes ir tú a atender a las personas que acaban de llegar?

- Bueno, pero... ¿Por qué?

- Recuerdas el otro día que Sango hablaba y hablaba sobre... Sesshomaru Taisho...

- Si, el idiota con el que chocaste y ni siquiera se disculpó...

- Si, bueno, es la persona que está ahí.

- Wow, Sango tenía razón... con gusto voy a atender su mesa, amiga mía.

Rin rio y luego negó con su cabeza.

- Ya recordé por qué su nombre se me hacía tan familiar...

- ¡Habla! - Le insistió su impaciente amiga.

- En mi primer año de trabajo aquí, él vino con otras personas y terminó muy ebrio... La verdad es que no se veía nada bien, creo que después se metió en algunas peleas, no sé bien qué ocurrió, pero cuando salí de mi turno, ya era de noche, muy tarde y él estaba tirado afuera, prácticamente inconsciente, al parecer le habían sacado la madre... No pude dejarlo así como así, tirado y herido en el medio de la noche, de verdad tenía un mal aspecto, así que busqué si tenía su celular con él, para llamar a alguien, pero no lo encontré. Por lo menos encontré su identificación y ahí salía su nombre, "Sesshomaru Taisho" y su dirección, así que tomé un taxi y lo llevé a su casa...

- ¿Qué? ¿Te fuiste con él a su casa?

- No paso nada de lo que te imaginas... Esto fue hace como 5 años, yo tenía 16. Sólo llegué a su edificio y afuera había un pequeño hombrecito con cara de afligido que corría de acá para allá. Cuando llegué, él vio a Sesshomaru y se volvió casi loco, se notaba que estaba muy preocupado por él, así que se lo dejé a él y volví a casa.

- Ahora que me lo dices, recuerdo que me contaste algo así...

- Si... Al principio no lo reconocí porque fue hace tiempo y creo que en ese entonces él tenía el pelo largo. El otro día, cuando chocamos, él pareció reconocerme, pero no estaba seguro y realmente no creo que lo recuerde, así que prefiero que se quede así.

- Bueno, yo iré a atender su mesa entonces, no te preocupes. Pero recuerda que hoy tengo que irme más temprano...

- Oh, es verdad, lo había olvidado... bueno, atiende esa mesa y yo tomaré las que te queden.

- Bueno, nos vemos en el departamento.

***

Había llegado el final de su turno y Rin, bastante agotada, tomaba sus cosas para volver a casa. Apenas puso un pie en la calle sintió que la llamaron por su nombre y no pudo evitar su expresión de sorpresa y desagrado.

- ¿Qué haces aquí, Muso? - Preguntó la castaña. 

- Te he llamado y no contestas, pensé en venir a encontrarte a tu trabajo...

- ¿No se te ocurrió pensar en que si no te contestaba era porque no quería verte o hablar contigo?

- Pero yo si tengo que hablar contigo, necesito que me escuches... - Le dijo sonando casi molesto y acercándose a ella, ella incómoda comenzó a retroceder.

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