Cap. 14: La cita (Parte II)

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Por alguna razón, esta vez era distinto. Tenerlo ahí, en su casa... tenía que admitirlo, estaba bastante nerviosa. Quizás hubiese sido una buena idea algunos tragos de más para sacarse esa sensación de encima. Por lo menos la vez anterior resultó bien... No, suficiente. "Rin, deja de pensar estupideces y sólo relájate."

- ¿Hace cuánto tiempo vives aquí?

- Mmm 4 años, conocí a Kagome en el restaurante donde trabajamos y cuando entré a la universidad me vine a vivir aquí con ella.

- ¿Y antes?

- Viví hasta los 14 en un pequeño pueblo, a unas 5 horas de aquí. Luego me vine a vivir con mi abuela a la ciudad, ella falleció y a los 18 me mudé aquí.

- ¿Y tus papás?

- Ehm, ellos ya no están. Sesshomaru, ¿Quieres algo de beber? Tengo cerveza y creo que vino.

Él la miró de reojo, de nuevo había evadido su pregunta. Quizás simplemente no quería hablar del tema.

- Una cerveza está bien.

Ella sacó dos cervezas de su refrigerador y se sentó junto a él en su sillón. Sesshomaru notó como Rin disimuladamente lo miraba de reojo a ratos, estaba nerviosa, lo podía notar claramente.

- Si no quieres que pase algo entre los dos, no haré nada.

- ¿De qué hablas?

- De lo que estás pensando.

Rin se sonrojó enseguida.

- ¿De verdad no harías nada si te digo que no quiero que algo pase hoy?

Él asintió con la mirada.

- No quiero incomodarte Rin, quizás será mejor que me vaya. - No entendía por qué estaba diciendo todo eso, se moría por saltar encima de ella y devorarla. Pero realmente no quería incomodarla, pudo verla tan inocente por un segundo, se veía tierna y nerviosa, ella era demasiado para él. Definitivamente no era el tipo de mujer al que acostumbraba "frecuentar".

Rin tomó su mano y lo guio hasta su habitación. Él la miró embelesado y sorprendido por su acción.

Una vez dentro, ella cerró la puerta y se volvió hacia él. En ese momento él la miró fijamente a los ojos y pudo notar que algo en su mirada había cambiado, ya no se veía nerviosa o intranquila, ahora lo miraba simplemente con deseo y algo más que no lograba comprender del todo. Rin lo rodeó con sus brazos y se apegó a él. Rozando sus labios le habló suavemente.

- No quiero que te vayas.

- Entonces no me iré. - Respondió perdido en esos ojos color chocolate que lo tenían completamente fuera de sí.

Rin se acercó más a él hasta que finalmente lo besó. Fue un beso suave y lento, él simplemente se dejó llevar. Había algo diferente en ese beso, algo que nunca antes había sentido, era un beso dulce y tierno y a la vez terriblemente sensual y provocador, lo hacía desear más y más, y le provocaba algo muy extraño. Este beso era distinto, era la primera vez que ella lo besaba a él, todas las veces anteriores habían sido sus besos y ella correspondiendo a ese deseo desesperado, ahora era ella quien se había atrevido a acercarse y perderse entre sus labios. Nunca antes había recibido un beso siquiera parecido a esto.

Llevó sus manos a sus hombros y entre suaves caricias deslizó delicadamente los tirantes de su vestido, dejándolo caer al piso para poder deleitarse de todo lo que tenía en frente de él, esa piel terriblemente suave, esas deliciosas curvas... Él pensaba que Rin era realmente la mujer más hermosa que había visto alguna vez en su vida. Se sacó su chaqueta mientras Rin soltaba el nudo de su corbata y desabrochaba los botones de su camisa uno a uno hasta abrirla por completo, le costaba creer lo que tenía en frente de ella, ese hombre era realmente perfecto. Llevó sus pequeñas manos hasta sus pectorales y las deslizó con lentitud por su marcado abdomen hasta llegar a su cinturón, el que sacó por completo y antes de que pudiera abrir su pantalón, él la cargó, haciéndola rodearlo con sus piernas, con una mano desabrochó el broche de su sostén y se lo sacó, la apegó más a él, sintiendo sus pechos contra su piel, caminó hasta la cama y la recostó ahí. Él se apoyó con una rodilla en el piso, le sacó sus delicados zapatos y comenzó a recorrer un camino con besos desde sus piernas hasta sus bragas. 

- Dios... - Suspiró la castaña con su voz entrecortada al sentir sus cálidos besos por el interior de sus piernas, acercándose cada vez más a su intimidad. Lo sintió bajar su ropa interior con sus dientes y acomodarse entre sus piernas, la recorrió con su lengua de forma experta, Rin no pudo hacer más que dejarse caer sobre la cama, mientras se aferraba con fuerza de las sábanas y dejaba escapar suaves gemidos al sentir como hacía movimientos circulares cada vez más rápido. No pudo más y arqueó su espalda al sentir que iba a explotar de placer. 

Sesshomaru se terminó de desvestir, buscó un condón entre sus cosas y se incorporó sobre ella. Masajeaba sus pechos, los que sentía del tamaño perfecto entre sus manos, los recorrió con besos, lamidas y mordidas que la hicieron gritar de un delicioso dolor placentero. Se puso el condón y se acercó más a ella, dejando que su miembro se empapara de todos los fluidos que salían de ella y comenzó a entrar lentamente. 

- Sessh-aaahhh - Gritó al sentir su duro y grueso miembro entrar con una deliciosa lentitud cada vez más en ella. 

- Eres exquisita Rin - Le dijo suavemente al oído. Ella sintió que se derretía entre sus brazos mientras él seguía entrando y saliendo de ella cada vez con más profundidad y con movimientos que la tenían completamente extasiada. Se besaban con desespero mientras las embestidas eran cada vez más rápidas y más fuertes, Rin lo envolvió con sus piernas alrededor de sus caderas para sentirlo con mayor profundidad aún, ahogaba sus gemidos en los intensos besos que la iban a hacer perder la razón, era tan maravilloso que pensó que nunca antes lo había disfrutado tanto... y no entendía por qué, pero todo de él le encantaba... su rostro perfecto brillando por el sudor, los cabellos plateados que caían sobre su frente, sus ojos dorados que la miraban como nunca antes la habían visto. Le mordió su labio inferior cuando comenzó a sentir que perdía la fuerza de su cuerpo y que sus músculos se contraían y él gruñía al sentir como el interior de ella que envolvía su miembro comenzaba a palpitar. Dio unas últimas profundas estocadas mientras ella gritaba al sentir esa sensación de liberación en su cuerpo y se dejó caer rendida en la cama.

"Eso fue distinto..." pensó la castaña algo extrañada mientras él se separaba de ella haciéndola gemir suavemente por última vez al salir de su interior. Quizás la vez anterior fue más... "salvaje", ella había bebido de más por lo que se sentía más desinhibida y ahora estaba bastante nerviosa... sin embargo, por alguna razón, esta vez se sintió mejor. Cada uno de sus movimientos, la intensidad de sus besos... definitivamente esto no iba a poder sacarlo de su cabeza.

Sesshomaru fue al baño y al volver la encontró dormida boca abajo, con las sábanas cubriéndola hasta donde comenzaba su delicada espalda y su precioso cabello color chocolate desparramado por la cama. 

Se metió entre las sábanas y se recostó a su lado, la sintió acomodarse entre sus brazos y una extraña sensación lo invadió. Todo lo que hizo con ella hace algunos minutos atrás fue diferente. Se sintió diferente. Y ahora, ahí, con ella entre sus brazos se sentía cómodo, sentía una extraña calidez a la que no estaba acostumbrado y pensó por un momento que si se quedaba esa noche ahí, si dormía abrazado a ella, simplemente no habría vuelta atrás. Pensó que si no salía rápidamente de ahí, después no iba a ser capaz de separarse de esa castaña que de un momento a otro se había adueñado de todos sus pensamientos, no iba a poder alejarse de sus labios ni de esos ojos cafés que cada vez que lo miraban fijamente lo dejaban sin palabras y eliminaban todas sus defensas. Y alguien como él, simplemente no podía darse ese lujo, necesitaba retomar el control de las cosas mientras aún podía, porque alguien como él definitivamente no podía permitirse sentirse así de idiota por alguien más, así de débil...



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