Cap. 4: Sesshomaru Taisho

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- ¿Aló?- Preguntaba una voz femenina al otro lado del celular.

- ¿Qué quieres Kagura?

- ¿Cómo que qué quiero? Aun no me das una explicación por haberme dejado sola anoche...

- No tengo por qué darte explicaciones. 

- Sesshomaru, te fuiste en medio de la cena, dijiste que saldrías a fumar y no volviste más.

- Surgió algo.

- Bueno... ¿Nos veremos hoy? Deberías al menos recompensarme por lo de anoche...

- No tengo nada que recompensarte... y no, hoy no tengo tiempo. Voy manejando, hablamos después. - Dijo cortando el celular para estacionarse en la universidad.

Comenzó a caminar hacia las oficinas, pero de pronto se detuvo afuera de un salón. La ventana de la puerta permitía ver hacia adentro, donde encontró a la joven castaña explicando algo en el pizarrón.

"¿Es profesora en la universidad? No... es muy joven aún"  pensaba para sí mismo, sin poder quitar la mirada de aquella imagen. Pensó que después de anoche, le iba a ser más fácil dejar de pensar en ella, sin embargo, al parecer fue peor. Se encontró a sí mismo fantaseando con ella en más de una ocasión... Probablemente era sólo su cabeza jugándole una mala pasada y seguir viéndola no ayudaría en nada, así que siguió su camino a paso rápido hasta la oficina de la decana.

- Vine por los nombres de los pasantes.

- ¿Esas son formas de saludar a tu querida madre?

- Hmpf. Buenos días, no tengo mucho tiempo.

- Toma, aquí están. - Dijo entregándole una hoja doblada.

La abrió y leyó en voz baja los tres nombres: Kimura Rin, Yamada Ken, Hirai Kohaku.

- Es la primera vez que una mujer saca alguno de los primeros puestos, me han llegado muy buenos comentarios de ella. Trabaja como ayudante de economía y tiene las mejores notas de toda la escuela; ella será tu pasante. Los otros dos puedes designarlos a las áreas que prefieras.

- Como sea... diles que se presenten el lunes a primera hora en la empresa. Si llegan tarde, no los recibiré.

- Bueno, bueno... 

Él comenzó a caminar hacia la puerta.

- Sesshomaru... podría ser de ayuda, no la mires en menos.

- Lo dudo. - Respondió mirando a su madre de reojo.

- Qué arrogante, ¡No sé a quién saliste así! - Él arqueó una ceja al escuchar ese comentario. "A ti" pensó, pero sin decir nada salió por la puerta.

Pasó caminando por afuera de ese salón nuevamente y miró de reojo hacia adentro, pero no había nadie. Se sintió casi decepcionado por un momento... aunque jamás lo reconocería, había algo dentro de él que le pedía volver a verla.

¿Pero por qué estaba pensando en tantas idioteces? Había una forma rápida y sencilla de sacarla de su cabeza y no era mala idea intentarlo...

- ¿Aló? ¿Sesshomaru? A qué se debe esta agradable sorpresa. - Dijo la mujer que contestó el celular.

- Sara, ¿Tienes tiempo?

- Para ti, siempre.

- Te pasaré a buscar en 20 minutos.

- Te estaré esperando.

Justo 20 minutos después estaba estacionado fuera de un edificio y una bella mujer de pelo liso y negro y ojos azules caminaba hacia su auto haciendo sonar sus caros zapatos. 

Ella habló durante todo el camino sobre temas superficiales a los que él no prestó atención y que estaba acostumbrado a escuchar, el sonido de su voz era irritante y para qué decir su risa. Recordó por un momento la suave voz de la castaña y su sonrisa... 

Maldición, ahí estaba de nuevo... ¿Cuál era su problema? ¿Por qué esa mujer se había colado en su cabeza de esa forma de un momento para otro? Ni siquiera la conocía, con suerte la había visto un par de veces y ni siquiera sabía su nombre... Quizás era sólo un capricho. Pocas veces conocía a alguien, sobre todo a una mujer que no se sintiera intimidada por él. Ella hasta había tenido la osadía de contestarle... 

Apenas llegaron a su departamento, la besó con la única intención de hacerla callar.

- Vaya, yo también te extrañé, guapo.

La tomó con firmeza y la sentó sobre la mesa, comenzó a besar su cuello y el olor de su perfume llegó a él. Nunca antes había notado lo hostigante que era.

Ella desabrochó su cinturón y su pantalón y él sin sacarle el ajustado vestido que llevaba puesto, se puso rápidamente un condón y comenzó a penetrarla en el mismo lugar.

- ¡Ah, Sesshomaru! - Gimió al sentirlo dentro. 

No quería escucharla, volvió a besarla y no se apartó hasta que terminó. 

Fue hasta la ducha y le puso pestillo a la puerta, con la intención de que ella no pudiera entrar a molestar. Cuando estuvo listo se vistió y caminó hacia la puerta de salida.

- Hoy estás más callado que lo habitual... - Dijo la mujer. Él no respondió. - Pensaba en que podríamos salir a comer algo, ¿Qué te parece? O si prefieres podríamos pedir comida para acá y pasar más tiempo juntos... - Le dijo coquetamente. 

- No puedo, tengo que ir al trabajo. 

- ¿Vas a ver a Kagura, cierto? 

Si había algo que realmente le molestaba eran los ataques de celos, como si tuviera algún tipo de relación con alguna de esas mujeres. Más aún cuando había tenido la cortesía de dejarlo muy en claro desde un principio; él no estaba interesado en salir con nadie.

- Kagura trabaja conmigo, es bastante obvio que la voy a ver.

- Sabes a lo que me refiero... Me dijeron que ayer en la noche te vieron cenando con ella. 

- ¿Y?

- Sesshomaru, no digo que no puedas ver a otras mujeres... - Dijo acercándose a él y arreglando el cuello de su camisa con sus manos. - Pero si me dieras una oportunidad de verdad, te darías cuenta de que yo tengo mucho más que ofrecerte que esa simple secretaria. 

- Cierra la puerta cuando salgas. - Dijo secamente para finalmente salir de su departamento.

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