Instruyendo al Shinigami

Sonrisa sincera

Estaban aún de pie ahí, no podían hablar, había algo en el ambiente que no tenían idea de qué se trataba, únicamente, estaban cómodos.

Esa mañana se había convertido aún más especial para ambos, pues sabían algunas cosas que ellos no, aunque por supuesto, sería ese día en particular muy especial. “Ambos” era a partir de ese momento la palabra que los uniría para siempre a pesar de todo.

-Entonces… ¿Tendremos entrenamiento?- Ella le preguntó.

William asintió recuperando la sensación.

-Oh… Sí. Vamos.- Respondió.

Al volar por los techos y correr a una máxima velocidad, finalmente llegaron al lugar donde practicaban.

Parecía que todo aquello era tan rápido que ambos no se lo esperaban, así que a partir de ese momento todo se tornaría más rápido, tan rápido que ambos estarían tan sorprendidos que algunas cosas tendrían que vivirlas más a fondo de lo que creían. Muchas veces el tiempo no dura para siempre, porque hay cosas que pueden evitarse, más eso no significa que no sea imposible: Es importante recordar ello.

Cerrando la puerta detrás de ello, dio inicio el entrenamiento.

-Esta vez, quiero probar tu visión, ¿te parece?- Inquirió.

Arwyn sabía que su visión estaba hecha un asco, podía ver con mucha dificultad y la única manera de ver a William claramente era estar junto o cerca de él; de ahí en fuera, la intuición era lo único que le daba un hincapié a los asuntos.

William notó su reacción, estaba claro que necesitaba lentes.

-Ammm… ¿Puedo responder que no?- Preguntó.

-Puedes, pero me temo que el entrenamiento de hoy consiste de eso. Te prometo que será benéfico.- Le aseguró.

Alzó la mirada algo impactada… William jamás le hubiera dicho algo así debido que eran palabras demasiado amables como para él, jamás se lo hubiera imaginado más atento que ello… Tenía que esperar el mundo un momento, tenía que digerirlo, ¿cómo era eso posible? Si nunca antes… Nunca antes… Ellos… ¿William estaba cambiando? ¿O ella?

Ambos.

Volvían.

-De acuerdo.- Aceptó colocándose en posición.

En ese instante Will dio un gran salto y estiró su guadaña hasta ella. Ella misma se subió a la misma y se aproximó a William.

No quería golpearlo, pero esa era la práctica.

Al estirar su puño, los reflejos de William fueron de inmediatos y se dobló hacia atrás, provocando que una extraña cruz color crema apareciera ante Arwyn golpeándola en el pecho.

Cayeron nuevamente al suelo.

Arwyn miró cómo la había golpeado tan de repente… Jamás se lo esperó.

-¿Cómo…?- Se preguntó en voz alta.

-No tienes buena visión. Los reflejos son increíbles, sin embargo, cuando se trata de ver no está bien que tengas colores casi similares. Mmmm…- Will explicó y después se detuvo a pensar.

-Vamos a probar unos cuantos más, ¿sí?- Inquirió.

Arwyn asintió.

Se dirigieron hacia otro extremo, donde hasta el techo habían varias cruces color crema que se confundían con el color blanco de toda la habitación: Las paredes, el techo y el piso. Todo era blanco.

-Esto será más difícil. Tienes que acertar a cada una de las cruces con esto.- Le mostró 4 navajas.- Son 4 cruces… Acierta y pasaremos a otra sección. Comienzas ahora.