Una habilidad

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Un hombre la miraba atentamente con el ceño fruncido, se notaba que no estaba nada contento de lo que estaba sucediendo, no era lo que él deseaba que sucediera, quería regresar el tiempo y evitar que ella hubiera tomado la decisión de dejárselo.

“No lo quiero, no debe de existir” Le decía.

Podía escuchar todo a pesar de no enfocar bien. Una mano reposó encima de ella acariciando.

“Por favor… Tú me prometiste que siempre estarías a mi lado, y podías confiar en mí así como yo en ti, ¿por qué ahora lo estás negando? Esto acaba de suceder, no lo niegues…”  La mujer trataba de convencerlo.

Era una choza vieja, tal parecía que ella había renunciado a todo con tal de quedarse con él, pero por alguna extraña razón, el hombre no lo aceptaba; con una botella de licor en su mano derecho, estaba más que ebrio…

“Decide: Eso o yo” Fue lo último que dijo.

 

Por primera vez, la luz del sol no le dio en el rostro y simplemente su subconsciente sabía que ya era hora de despertarse, así que hizo el esfuerzo para mantener las energías que aún tenía, antes en la mansión Phantomhive ella despertaba con los destellos que intensamente la cegaban. Se estiró bostezando sentada en la cama; tal parecía que había dormido sin pijama y únicamente tenía su ropa interior en cima, uhmm, debía de darse una ducha antes de salir.

Se levantó estirando los músculos de su cuerpo nuevamente.

Caminó directamente al baño y al abrir la puerta, encontró un pequeño y compactible lavabo donde asearse. Jaló la cortina y giró la perilla, el agua salió disparada provocando que su brazo derecho se mojara por completo. Tomó la toalla que colgada estaba y se secó; dejándola nuevamente en su lugar, fue hacia el lavabo y enjuagó su rostro. Escuchó que la puerta fue tocada.

No podía permitir que la vieran en ese estado, en paños menores.

Abrió el clóset en busca de algo que pudiera ser de ayuda, sólo encontró un suéter que cubriría un poco más de su zona íntima, así que sin dudarlo se lo colocó.

Caminó hasta la puerta y la abrió… Quería sonreír, más no lo hizo al ver a William ahí. Se percató que cargaba una caja en manos.

-Buenos días William.- Saludó.

-Buenos días.- Suspiró y sosteniendo esa vez la caja con una sola mano, la abrió con la otra- He traído algo de ropa para ti, de parte del jefe; también más tarde vendrán a dejarte tu uniforme diario colgado, puedes llevarlo a que lo laven dejando una nota en…

Arwyn notó nuevamente el sonrojo que William mostraba, estaba claro que la causa era lo sexy que ella se veía con ese enorme suéter color gris, tenía una figura perfecta dejando a la vista sus bien finas y torneadas piernas.

Soltó una risita; William desvió la mirada.

-T-Ten…

Se lo entregó. Ella lo recibió con cuidado.

-Muchas gracias William.- Agradeció gentilmente.

William se retiró.

Volvió a su habitación, estaba claro que ella hacía que él se sonrojara con mayor facilidad, le causaba mucha gracia las reacciones que tenía, verdaderamente presentía que él tenía un corazón muy hermoso.

Despejándose un poco, dejó la caja dentro del clóset y acomodó la ropa con rapidez. Miró a la nota que mismo traía.

Espero que te agrade, una muy buena amiga mía de lo obsequia como bienvenida a los shinigamis.

Undertaker

 

Sonrió al terminar de leerlo. Guardó la nota dentro de la caja y se desplazó al baño nuevamente… Se quitó el suéter y después la ropa interior, la dejó a un costado y se metió a la ducha.

Como todos los días en la mansión Phantomhive, realizó su aseo personal muy bien hecho y completo, todo estaba bastante bien. Después de secarse completamente se vistió con rapidez y eficacia, se miró al espejo y sonrió.

“Estoy lista” Pensó.

Se fue en seguida después de cepillar su cabello dirigiéndose a desayunar, una parte muy importante en su rutina diaria. Caminando por el pasillo, tropezó con alguien que velozmente se dirigía a las escaleras, frunció el ceño.

“Y estoy limpia…” Pensó nuevamente; suspiró.

Una mano le ofreció ayuda delante de ella, sonrió al ver de quién se trataba.

-Buenos días Grell.- Le dijo tomando su mano con amabilidad.

El shinigami le sonrió.

-Debo decir que hoy luces di-vi-na.- La halagó.

Soltó una leve risita.

-Muchas gracias, hoy luces de muy buen humor, ¿ha sucedido algo bueno?- Inquirió.

-Hoy es viernes, y para los shinigamis, nuestras horas de trabajo se reducen un poco, así que tendremos más tiempo libre para hoy en la tarde...- Recordó entonces- Oh, no olvides que hoy después de tu práctica con William me acompañarás a comprar algunos accesorios que necesito.

Arwyn asintió.

-Claro, pero espero que no sea a ti quien se le olvide eso- Le dijo.

Después de cruzar un par de palabras más, ambos caminaron juntos, salieron del edificio y se dirigieron a desayunar.

-¿En el mismo restaurante?- Preguntó Arwyn.

-Lamentablemente en nuestro mundo no tenemos tantos restaurantes, pero si quieres podemos ir a un lugar donde sirven toda clase de comida y es para llevar… Más compactible.- Le comentó.

Ésta se emocionó, así le horraría más tiempo para ir con William a su entrenamiento.

-¡Seguro!- Exclamó.

Entonces salieron corriendo y saltando por el mundo shinigami hasta donde Grell la guiaría; para ella era muy emocionante ir saltando por todo el lugar, pues nunca había podido hacer eso con tanta facilidad, ligereza y  sobre todo sin preocupaciones… Ese mundo era perfecto, a pesar de todo, disfrutaba estar fuera del mundo humano… Sólo por un lado, claro.

No tardó mucho antes de que Ronald los alcanzara.

-¡Sutcliff, Arwyn! ¡¿Los puedo acompañar?!- Preguntó corriendo detrás de ellos.

Arwyn le sonrió.

-¡Buenos días Ronald!- Lo saludó.

Éste le devolvió el saludo.

Grell sabía que Arwyn aceptaría que él los acompañara, pero el problema era que él no quería… Suspiró y asintió aceptando, pues no quería tener un inconveniente con ella, porque si lo seguía, podrían pasar un buen tiempo.

Cada vez más se iban acercando a ese local con olor siempre fresco y olor a comida, el aroma que tenía no podía considerarse desagradable (a no ser que tuvieras náuseas) porque le despertaba el apetito a cualquiera.

Aterrizaron.

Se aproximaron al interior.

Una enorme fila de personas esperaban a ser atendidos.

-Oh, creo que nos tardaremos un poco más de lo esperado.- Grell comentó.

-Porque es viernes… Espera, ¿de verdad crees que “un poco”?- Inquirió Ronald.

Comenzaban a discutir.

-No vayan a comenzar a pelear…- Arwyn inhaló el delicioso aroma de ahí.- Podemos hacer fila, por lo visto sirven rápido. Vamos, además tenemos tiempo de sobra, ¿sí?

Ambos shinigamis sonrieron, Arwyn tenía una habilidad impresionante de persuadir y convencer a las personas por más duras y frías que fueran.

Instruyendo al ShinigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora