Una Shinigami

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Willam suspiró. Otra jornada de trabajo comenzaría pronto.. No le animaba del todo esa cuestión.  Siempre trabajando, las horas extras de trabajo, el supervisar a TODOS los shinigamis, el juzgar almas; toda esa responsabilidad que comenzaba a cabrearlo. Volvió a suspirar.

Se levantó de la cama caminando hacia su armario; lo abrió y sacó su uniforme de shinigami. Se desvistió dejando su pijama de rayas blancas y azules celeste encima de la cama.

Will tenía un buen cuerpo: sus músculos se notaban claramente, era delgado con un físico increíble, sus ojos a pesar de tener el mismo color de los demás shinigamis tenían oculto algo muy especial dentro de él. Se colocó la camisa blanca abotonándola y después tomó su pantalón colocándoselo. Vistió también su saco, se colocó los zapatos, pero llegaba la parte decisiva.. La corbata era algo complicado para él.

Casi nunca lograba hacer el nudo de la corbata, se complicaba un poco todo ello.. El sujetar, acomodar, supervisar, amarrar, unir, girar, ajustar y nuevamente acomodar era casi como lo que le costaba en las horas extras de trabajo.

Salió de su habitación con un mal nudo y se dirigió hacia el Departamento Principal de Shinigamis para marcar su turno en comienzo. Tomó una de las manzanas que posaba en la canasta de frutas y dio un mordisco; llegó hacia el apartado y tomó su carta, la pasó y volvió a dejarla en su lugar.

-¡WILLIAM!

Unos brazos lo rodearon en seguida. Éste lo tiró sin dudarlo.

-¡Oh Will! ¿Por qué eres tan malo conmigo...?

-No estoy de humor hoy, Sutcliff. Debo de irme ya.- Espetó.

-Mmmm..- Grell se quedó en el suelo mirando a su amado shinigami alejarse perdiéndose en el fondo negro que daba al mundo humano.

Estaba tan agotado que sus ojos se cerraban cada vez más; se levantaba de golpe y eso a largo plazo le comenzaría a causar jaqueca.

Tomó su libreta y revisó las almas de ese día. Y ahí escrito al comienzo, en grande estaba escrito "30 almas para recoger". Soltó un fuerte suspiro y la cerró, inmediatamente la guardó en su bolsillo; subió sus lentes, acomodó su traje y abrió los ojos. Hoy comenzaría su nueva asaña... Y no eran las almas lo que hoy le causaría una gran impresión.

Siempre que cortaba el alma, el récord cinematográfico aparecía revelando los secretos sobre la vida de la persona. El shinigami tenía la responsabilidad de capturar esos recuerdos, juzgarlos y todo ello antes de que Dios decidiera su destino. Ya era su segunda víctima. Esta vez el chico asesinó a su pajarito como experimento al cumplir los 17 años; mintió a todos haciéndoles creer de su vida en África, mas él siempre había permanecido en Europa; el pagarle a sus profesores por pasar de año; violar a su hermana... Espantosos crímenes que había cometido.

-... Sin comentarios.-Fue lo último que dijo antes de colocar el sello en la sección de su cuaderno. Lo guardó nuevamente a su bolsillo en busca de la próxima alma.

Entoncea llegaron jaloneándose el shinigami carmesí y el rubio.

-¡Yo quiero darle la noticia!- Grell se quejaba.

-¡Pero a mí me mandaron a informarle!- Ronald insistía.

-¡Suficiente!- Gritó desesperado. Sintió una pequeña presión en su cabeza que le dolió.- Díganme.. ¡¿Qué es lo que quieren?!- Exclamó enfadado con tensión.

Grell se paró inmediatamente en frente de Ronald.

-¡Will, Will! El departamento de shinigamis ha descubierto algo nuevo, ¡una-...!

-¡Una nueva shinigami!- Ronald lo interrumpió apartándolo en seguida.

Los ojos de Will se abrieron de par en par rápidamente.

-¿¡UNA!?-Se encontraba perplejo.

Los tomó del cuello de la camisa inmediatamente y partió junto con ellos al departamento principal de Shinigamis. Fue todo demasiado rápido que aquél par apenas podía reaccionar en la inesperada acción de Spears.

Los dejó tirados algo mareados a un costado de él y gritó:

-¿¡QUIÉN ES ESA SHINIGAMI!? ¡¡NUNCA HEMOS TENIDO ES-..!

-Oh Spears... No te han dado la noticia completa..- El presidente miró a los 3. Le sonrió a Will.- Tú la instruirás.

Instruyendo al ShinigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora