Aprender sobre la marcha

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Después de un extraño pero divertido desayuno, era tiempo de partir hacia su entrenamiento. Will le había dado instrucciones de esperarlo junto a la fuente de los shinigamis, seguramente la guiaría hasta donde le daría su primera lección del día.

Se aproximó a ese mismo lugar, donde, a lo lejos, observó su figura de pie esperando por ella. Curiosamente le daba algo de emoción aprender a ser un shinigami, aunque apenas entendiera de lo que se encargaran. Sin embargo, gracias a Alan, Grell y Ronald, juntos le habían dado consejos y definiciones que podían llegar a funcionarles.

Corrió hacia él, seguramente su calma al caminar no funcionaría…

Debido a su pequeña costumbre de caminar con tacones, se desconcentró y perdió el equilibrio provocando a que perdiera uno de sus zapatos y cayera, más su caída se vio amortiguada por los brazos de William, quienes la sostenían.

-¿En serio? ¿Acabas de tropezar y no hemos ni comenzado?- Inquirió.

Estuvo a punto de reírse pero se contuvo. Se levantó y lo miró a los ojos.

-¿A dónde iremos?- Preguntó.

Entonces señaló con su “guadaña” (algo así entendió que era) a un edificio parecido a… ¿Qué clase de edificio era? En fin, ahí logró captar.

La miró indicándole indirectamente que lo siguiera hasta allá.

Se aproximó a su lado caminando.

Realmente a ella le hubiera gustado que por lo menos fuera un poco más amable de como es, porque lucía como un chico muy tierno y lindo, le causa mucha gracia y parece cordial; se preguntaba por qué sería frío.

El mundo de los shinigamis era enorme, y al parecer podía estar en cualquier dirección que ella deseara. Era como estar en una libertad indomable… Es perfecto, aunque aún sentía que hay algo que no encajaba ahí. En fin, sería mejor que se ahorrara sus dudas y sugerencias, así que continuaron hasta ese lugar.

William abrió la puerta al llegar sin sostenerle la puerta, frunció el ceño y lo miró.

Se aproximamos hasta las grandes puertas color naranja. Al abrirla, Arwyn quedó asombrada del interior.

Al parecer tenía varios obstáculos como si se tratara de estar en un hipódromo; habían secciones para saltar y hasta una alberca… Se preguntaba qué clase de lugar sería ese. Prefirió continuar callada.

Cerró las puertas detrás de ella; ambos escucharon el eco que se formó.

La miró.

-La teoría es algo fundamental, pero prefiero ver primero cómo te desarrollas en el aspecto laboral de un shinigami, debido a que eso es lo que más se necesita, por supuesto que todo lo demás lo aprenderás en una sala especial junto con otros shinigamis reclutas… Tal vez.- Le dijo.

Asintió.

Entonces caminaron hacia un primer apartado. El número 1 estaba escrito ahí mismo.

-Bien. Comenzaremos con probar tu nivel de velocidad en esto… ¿Lista?- Mencionó haciendo ruido con su guadaña como si fueran tijeras.

-¡E-Espera! ¿No vas a enseñarme antes?- Preguntó algo nerviosa.

-Aprenderás sobre la marcha.

Entonces lanzó el primer ataque. Arwyn logró esquivarlo deslizándose a un costado, pero no había terminado de llegar hasta que vio otro aproximarse; dio un brinco sumamente alto, lo cual hizo que ella misma se sorprendiera de ello. William continuó con los ataques a los costados de ella, los cuales fueron esquivados sin ningún problema. Comenzó a perseguirla la guadaña, así que se desenvolvió esa “práctica” en por mientras correr.

-Un shinigami suele tener una estrategia lista para cualquier tipo de ataque…- Comentaba mientras continuaba persiguiéndola y lanzando ataques.

-¡Por supuesto! ¡Pero resulta que jamás me he enfrentado a alguien!- Exclamó ella con dificultad manteniendo firme su concentración.

William prefirió cambiar de táctica. Bloqueaba todas sus escapatorias, y mientras que ella estuviera entretenida, él mismo atacaría por detrás. Ésta esquivó rápidamente todas las jugadas que él mismo le provocaba, tirándole la larga guadaña en frente de sus narices, saltando a un lado, pero no sin antes ser atacada por la misma… Era tanta la velocidad, que no pudo controlarse y con un brinco, alcanzó una altura con más de 8 metros. Miró a William atentamente… Él, claro, se encontraba atónito de lo que estaba mirando. A pesar de no poseer alguna arma, ella misma se lanzó hacia él, William creía que ya la tenía, así que apuntó su guadaña a su rostro, ésta por su puesto, mientras corría y saltaba por las paredes, piso y techo, aprovechó la oportunidad para jugar con él un poco también.

Acercándose más a él, prosiguió evadiendo sus ataques, hasta que no rindió más debido al no entrenamiento que tenía, lo cual provocó que ella misma resbalase y mientras que Will se aproximara a atacarla, ambos no pudieron detenerse provocando su caída en el bien pulido y limpio piso de loseta blanca.

Abrieron sus ojos… Arwyn se sonrojó al notar tan comprometedora posición que ahora se encontraban. William tenía un sonrojo levemente más intenso que el anterior que había visto ella mismo en sus mismas mejillas; el shinigami tenía su guadaña en su mano derecha, mientras que la izquierda lo sostenía arriba de ella. Sus piernas se habían enredado solas… Ambos estaban algo nerviosos, sin embargo, aunque no lo aceptaran, no se incomodaron del todo en esa posición. Finalmente, William se retiró de encima y se levantó. Arwyn se puso de pie después de él.

Se miraron a los ojos, a ella el leve sonrojo se había esfumado, más en Will, permanecía ligeramente, aunque su mirada se encontraba desviada.

-Ha sido un buen entrenamiento… Para ser tu primera vez…- Dijo.

Arwyn sonrió cálidamente.

-Me esforzaré. Lo prometo.

Entonces sus mejillas tornaron el rojo nuevamente un poquito más intenso que recientemente, jamás le había sucedido tal cosa así, con nadie en lo absoluto, le parecía asombroso que alguien como ella hubiera esquivado tales ataques con excelente precisión… Bien, sus pensamientos no lo dejarían engañar a su corazón… Estaba siempre muy nervioso frente a ella.

-Mañana nos veremos aquí a la misma hora… Nos vemos.- Fue lo último que mencionó antes que saliera caminando del lugar.

Al cerrar la puerta, y Arwyn escuchar el eco que mismo se formó, se quedó un momento más ahí pensando en cómo su vida iba a cambiar desde ese momento, tanto se había dado cuenta que aunque pareciera que no resultaría, cada más que pasaba, el tiempo que continuaba, ella se sentía bien recibida en el mundo, y aunque no estuviera segura, desde que estaba en la mansión de los Phantomhive, sería tiempo para que se acostumbrara. Extrañaba bastante a Ciel, quien lo veía aún como un padre, y a Sebastian, quien lo trataba como un hermano, y él a ella… Sin embargo, perduraría su recuerdo aunque tuviera que quedarse siempre ahí.

En una sección aparte, por supuesto que comenzó a hablar con el único shinigami que llegaba a visitarlo la hora que fuera, aunque curiosamente había tomado la costumbre de ir más tiempo por las tardes, antes de volver a hacer los turnos… Especialmente los de noche, antes de ir a descansar y dormir.

-¿Ah, sí?- Sutcliff inquirió limando sus uñas.

-¿Cómo pudo ser posible?... Es decir, ella es una shinigami no entrenada… Además por lo que vi en sus ojos, no tiene tan buena vista así como todos los shinigamis que estamos aquí… Entonces, ¡¿cómo es que ve sin lentes?!- Se preguntaba en voz alta.

-Tal vez es lo que el querido Undertaker llama “reflejo de los sentidos”, que únicamente los grandes shinigamis poseen… Oh vamos Will, ¿no te habías dado cuenta? Ella luce con mucho poder, hasta su apariencia lo dice todo…- Su compañero comentó.

Entonces al voltear y mirarlo a los ojos, reconoció algo que nunca creyó lograr a ver.

Instruyendo al ShinigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora