Nueva vida

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Entonces como las horas pasan, llegó la tarde. Era perfecta para poder visitar todo el mundo de los shinigamis mismos, y en ese mismo momento, ella regresaba junto  Ronald de dar un paseo por todo el lugar, ambos reían por los chistes que ambos contaban, a éste shinigami en particular le había parecido bastante agradable y muy atractiva la nueva aprendiz de Spears, pero aunque lo fuera, no le importaba en lo absoluto salir con ella, además, una excelente reputación de tener a una novia shinigami… Claro que ya había fallado anteriormente, pero con el jefe no podía darse el lujo de atrever a retar a su creación. Sin darle importancia y volviendo a lo mismo, todo el tiempo que podía apegarse a ella lo aprovechaba sin pensarlo dos veces, ella por su lado disfrutaba la compañía que él le daba, le parecía muy agradable por fin tener a alguien con el cual podía hablar cosas del mundo donde pertenecían y entenderse mejor, era un shinigami con la habilidad de tener un gran carisma.

-Vaya Ronald, no tenía idea que fueras así de simpático.- Sonreía mientras continuaba caminando a su lado.

-Es porque no conoces muchas cosas de mí, Arwyn.- Le dijo pasando una mano por su cabello y mirándola seductoramente.

Ella, por su lado, no tenía ninguna intención de algún tipo de relación que podía llegar a tener, estaba demasiado entusiasmada por las nuevas cosas que había recién aprendido; claro que como la acobijaban aquí no tardaría en darse cuenta de ello.

-¿Y cómo te fue en el entrenamiento con William?- Él le preguntó con curiosidad a ésta, puesto que, como tenía de costumbre al interesarle alguien, ya se había percatado de cuánto se tardaron dentro del campo de entrenamiento.

-Todo bien, fue bastante entretenido… Tal parece también que Will se sorprendió un poco como yo de mis habilidades, no tenía idea que los shinigamis teníamos tanto ese poder.- Le dijo.

Claramente pasaría mucho tiempo con William, y era un problema para Ronald que fuera demasiado, debido a la relación que podrían llevar… Debía apresurarse si quería llegar a algo con ella.

-¿Te parece si mañana practicamos juntos también?- Inquirió.

Arwyn se detuvo a pensarlo un momento, también le había prometido a Grell de acompañarlo a comprar algunos accesorios nuevos después de su práctica con Will.

-Mañana… En la tarde podré.- Le contestó.

Ronald sonrió, aunque hubiera pensado hacerlo justo después de su entrenamiento con William, escondiendo lo que verdaderamente estaba pensando.

-¡Genial!

Continuaron caminando al paso del atardecer; Ronald era un pervertido claramente, pues no dejaba de ver al busto de la futura shinigami así como a sus glúteos, al parecer se había mantenido en una figura envidiable para todas (las pocas) mujeres que trabajaban dentro de las oficinas de shinigamis, ellas realmente no tenían mucha actividad, así que era siempre una novedad cuando un shinigami saliera con alguien… Grell quería volver a ese mundo diferente, era por ello que siempre se le insinuaba a William aunque éste no le hiciera el más remoto caso.

-Bueno, creo que tengo que irme… Estoy algo agotada.- Le dijo suspirando

.

Ronald asintió con su pulgar en alto.

-¡Sí! Ve a descansar; mientras yo voy a realizar mi turno… No quiero que los nombres se vayan acumulando en mi lista.- Le dijo.

Arwyn sonrió y se desplazó saltando rápidamente hacia el edificio donde estaban la gran parte de habitaciones de todos los shinigamis.

Aterrizó de pie perfectamente y abrió la puerta de cristal que se encontraba en frente, pero entonces vio a William subir por las escaleras recientemente… ¿Acaso… Él también vivía en el mismo lugar? Se aproximó a adelantársele para lograr saber cuál era la habitación en la cual vivía, no tenía una cierta idea exacta del porqué estaba haciendo eso, porque apenas llevaba 1 día conociéndolo, aunque su apariencia siempre fuera fría y dura, podía ver algo en su interior que lo hacía muy especial… Sonrió.

Se detuvo en el mismo piso que ella; su corazón aceleró su palpitar.

Entonces notó que, al final del pasillo, se detuvo entrando a la habitación.

Para ser alguien estricto con apego a las reglas, junto con tener experiencia, se imaginaba que tenía un hogar para él solo o algo por el estilo, tal parecía que era una simple habitación como todos… Comenzó a preguntarse si los demás shinigamis estaban conscientes de su residencia, pero prefirió, por alguna razón, guardar silencio y ese “dato” para ella sola.

Pues caminó hasta su habitación y abrió la puerta. La cerró detrás de ella. Se quitó los tacones negros y se acostó en la cama, había sido un día algo agotado pero a la vez había sido sensacional para ser su primer día en el mundo shinigami, estaba muy entusiasmada de ello, y no le importaba si le costara trabajo al inicio, porque sabía que, con el tiempo, podría llegar a ser una de las mejores shinigamis; no se percataba que William se estaba convirtiendo en su motivación, pues ella era la única persona que veía la verdadera bondad dentro de él aunque… Por alguna razón, presentía que él ya había sentido algo parecido anteriormente, aunque no por completo. Dejando a un lado ello, podía casi asegurar que no había visto a nadie más como lo hacía con ella… Ese sonrojo sincero la hacía sentir aún más especial de lo que ya era.

Mientras quitaba su pantalón negro y su camisa blanca, a su memoria volvió la mansión Phantomhive, ¿cómo se encontraría su nuevo padre? Ella estaba feliz mientras vivía con él, y aunque una noche antes de partir hacia este, su nuevo hogar, había sentido ligeramente un poco de melancolía por no poder aproximarse a lo más allá, estaba segura que siempre extrañaría vivir con él, aunque eso significara poderse sentir mejor y más comprendida de lo que era antes. No podía creer que su vida hubiera cambiado tanto desde que ella era joven; cuando era apenas una pequeña, había tenido una infancia muy dura en el orfanato de Londres, pues las mujeres que la atendían eran muy estrictas y siempre la maltrataban haciéndola sentir de lo peor… Poseía poderes muy peligrosos para ser visibles en el mundo humano, como correr más rápido, afición por el fin de la vida de una persona, saltar a grandes alturas… Algo no muy normal y para nada bien visto en la sociedad, fue por eso que al cerrar, quedó a los 14 años sola en la calle valiéndose por sí misma, así hasta que llegó a esa edad de “madurez” y dependencia… Fue la noche en la cual un hombre de negro la acogió mientras la policía la perseguía debido a hurtar un par de trozos de pan; ofreciéndole asilo, comida y bienestar, la protección que asegurara hizo que, a pesar de pensarlo dos veces, accediera. Empapada de agua de lluvia, había llegado a esa mansión tan majestuosa con brillante esplendor que la hacía sorprenderse con cada segundo más que se la pasara mirándola… Fue la mañana en la cual conoció al joven Conde Ciel Phantomhive, quien la instruyó enseñándole lo más que podía saber de la vida, era el momento decisivo de su vida en el cual ella pudo haber decidido lo que quería hacer: Irse y morir, o quedarse y aprender. Con todo y sufrimiento, decidió permanecer con él.

A partir de ese momento, su vida daría un nuevo giro otra vez… El giro más interesante de toda su vida.

Instruyendo al ShinigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora