Mientras el General lleva el corcel al establo, Irasue ingresa a la vivienda. Es extraño estar aquí, pensar en todo lo que ocurrió.
Luego de buscar algo útil, haciendo uso únicamente de su tacto, enciende algunas velas y observa todo lo que hay allí... Documentos, planos, armas. Sin duda será interesante el tiempo aquí, en el mundo de él.
Sobre una mesa alta hay un mapa al parecer de toda la región, uno más pequeño al lado, de todo el país... Y el mar coloreado de azul.
Suspira al pensar que, de haber rechazado la propuesta del general, quizá en algunos días estaría navegando los mares... Esos grandes, inmensos, inmensurables volúmenes de agua que albergaban en su interior a increíbles y gigantescas criaturas.
Pero quizá, supo desde aquél momento en que sus ojos preocupados la vieron por primera vez, que su destino estaba a su lado.
Voltea a su alrededor observando las demás cosas que hay allí: las ropas y armaduras del general así como sus armas. Hay una espada muy bonita. ¿Será el arma con la que combate en guerras? Se acerca, la observa y la empuña. Está pesada.
Intenta blandirla y si, es un poco complicado. Necesita observar a alguien para entender el modo correcto de utilizarla. ¡¡Es que le encantaría aprender a pelear como lo hace un soldado!!
Toga ingresa a la vivienda y al ver lo que Irasue hace, asustado se acerca a ella y sujeta su mano para impedir que continúe jugando con eso.
Toga: (Preocupado) Vas a lastimarte.
Irasue cede de inmediato a entregarle el arma y lo ve con seriedad. ¿Es que esos contactos físicos comenzarán a ser frecuentes?... ¡¡Pero qué confianzudo!!
Y bien, ahora que él ha hecho acto de presencia esto se torna algo incómodo al pensar que en verdad quiera actuar como si este matrimonio fuera... real.
Luce muy seria y algo confundida... Al final por un impulso decidió quedarse junto al hombre que la salvó años atrás de que algún animal la devorase, de sufrir quemaduras y deshidratacion, de ser sepultada por las arenas hasta asfixiarse, de sufrir una muerte segura... Quizá por gratitud, quizá porque en verdad no desea saber cómo es el mundo sin él, pero teme llegar a convertirse en lo que antes repudió: una mujer sometida al mandato de un hombre.
Toga al verla triste, no sabe qué hacer, qué decir, cómo reaccionar... ¿Es por casarse tan apresuradamente?... Puede ser probable... Y en verdad no quisiera incomodarla, por tanto es mejor abordar este tema desde ahora.
Toga: (Carraspea) Cambiaré las sábanas del futón para que duermas allí, yo dormiré allá. (Señala al otro extremo de la vivienda) Cada día por la mañana vendrá una mujer a traer agua, puedes disponer por completo de ella, solicitaré un poco más... (Rasca su cabeza apenado) Disculpa que no haya un espacio para guardar tus cosas, esto fue... Inesperado y bueno... Mañana conseguiré algo.
Irasue: Eso no me preocupa.
Toga: (Suspira) Si hay algo en lo que pueda... (Ella de nuevo lo interrumpe).
Irasue: ¿Qué es eso?
Ella señala hacia esa mesa alta donde hay mapas de la región, y más curioso aún es que haya banderas, pequeñas figuras de soldados con marcas de colores distintos, mini cañones de madera y una pequeña corona de oro real.
Toga se acerca y ella lo sigue.
Toga: Toda esta región delimitada en color rojo es Tottori, donde estamos ahora... Esta corona la coloco según la ubicación del Rey Kirinmaru, es decir, ahora mismo está posicionada en este castillo. Dentro de algunos días él partirá al Santuario de Hakuto a realizar alguna ofrenda y entonces la corona la moveré a este lugar. (Baja la voz) Por cierto debo seleccionar a los que le custodiarán.
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Sacrificando el amor
Fanfiction"La naturaleza me dio forma de mujer, pero mis hazañas han superado las de los hombres más valientes." Fanfic inspirado en una reina asiria. Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi. No copiar. No adaptar. No publicar en otros sitios.