26. Voy a morir.

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Cuando Toga abre sus ojos ella aún está entre sus brazos. Ambos se encuentran en la misma posición que cuando se quedaron dormidos. Susurra tenuemente su nombre, pero ella no responde, duerme profundamente y es raro verla así, por tanto prefiere no molestarla.

El médico le prescribió unos días de descanso por una enfermedad que no padece, así que puede estar tranquilo y dormir un poco más junto a ella.

Pero no concibe el sueño, y recordar todo lo ocurrido le incita a despertarla y proponerle hacer el amor una vez más. Mejor aún, comienza a besarla con la intención de despertarla. 

De esta manera acaricia su brazo derecho mientras besa su hombro. Retira su cabello para besar su nuca, y ella sólo hace un ligero movimiento y un sonido de inconformidad. Desliza sus manos por su cintura y sus caderas mientras besa su espalda, pero Irasue no reacciona.

Toga: (Susurra en su oído mientras la mueve ligeramente) Irasue...

Irasue: (Pesarosa) ¡Déjeme!

Dicho esto sólo se acomoda y continúa durmiendo. Bueno, ella usualmente no descansa bien, su sueño es muy ligero y siempre argumenta que toda su vida ha tenido que permanecer alerta, así que es mejor, por esta vez, dejarla descansar. Ya habrá más momentos para entregarse ambos al placer.

Toma un baño, prepara algo para comer, la llama nuevamente, y si no fuera por el ligero movimiento de su pecho y abdomen pensaría que ya no está respirando. Las horas transcurren y la mañana se torna aburrida.

Revisa los informes pendientes, incluso curiosea entre los pergaminos que Irasue dejó en la mesa. ¡¡No entiende ni jota!! Sólo ella y el viejo Bakusen-o saben lo que está allí escrito.

Ya pasa de medio día y comienza a preocuparse. Ella no suele dormir tanto... Sin actividad alguna qué realizar por el momento, decide ir a recostarse nuevamente a su lado.

Y es un rato después que Irasue al fin despierta con tremenda pesadez. Intenta moverse y su cuerpo duele. ¿Por qué se siente así?

No tarda en recordar lo ocurrido y su rostro arde por la inmediata vergüenza que siente ahora. Afortunadamente puede suspirar aliviada pues tal parece que él ya no se encuentra allí cerca de ella.

Se incorpora para darse cuenta al instante de que está desnuda... Si, ya recuerda que el general dijo que mejor no se vistiera y era tanta la pereza que sentía que aceptó fácilmente dormir de esta manera. 

Intenta mover sus piernas pero duelen, y su zona íntima se siente algo extraña, supone que es normal pues tener esa cosa adentro no era algo que le causara precisamente cosquillas. Bueno si, pero el costo por ello era expandir su interior y amoldarlo a esa cosa que era grande, gruesa y entraba y salía...

Sus pensamientos se ven interrumpidos al girar su mirada hacia su derecha y ver unos pies... ¡¡Él sigue aquí!!

Busca alrededor y lo primero que ve es su sandalia, y sin dudarlo la sujeta y la lanza contra él.

Lamentablemente, Toga no estaba de curioso, ni siquiera estaba despierto, se había quedado dormido desde hace rato, y el impacto de una cosa de madera contra su frente lo hace despertar al instante soltando tremendos gritos mientras ella trata de cubrirse como le es posible.

Toga: ¡¡AAAYY!! ¡¡AAAYY!! ¡¡AAAYY!! (Sujeta la sandalia) ¿Por qué hiciste eso Irasue?

Irasue: ¡¡No ve que estoy desnuda!!

Toga: (Sobando su frente) ¡¡Pero si dormí contigo!!

Irasue: ¡¡Pero no por ello tiene que estar aquí viéndome!!

Sacrificando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora