15. Herido.

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El tiempo continúa su curso y ella se comporta igual. Lo evade en ocasiones, parece ignorarlo a propósito, sus respuestas son cortantes, evita verlo a la cara. Para Toga esto es un poco extraño, más bien incómodo, más bien deprimente.

Al final ella es su esposa sólo por una especie de pacto entre ambos, por una súplica suya cuya intención era que permaneciera un tiempo más a su lado a cambio de protección y todo lo material que le pueda brindar.

No es un reproche, siempre ha sido así.

Pero esperaba que al pasar de los días tal vez, sólo tal vez, ella pudiese quizá llegar a sentir, no cariño, mucho menos amor, pero sí un poco más de confianza. Al menos una poca, quizá sólo la suficiente para compartir con él y llegar a hablar no sólo de guerras, de geografía o astronomía... Sino de ella.

Porque a pesar de todo le encantaría saber ciertos detalles en torno a ella. Cuál es su color favorito, su comida favorita, qué le gusta hacer además de leer, si hay algún sueño a corto plazo que él pudiera ayudarle a cumplir ahora mismo.

Como cada tarde, luego del entrenamiento con sus hombres, tras un breve descanso, entrena un rato más con ella. Cada día mejora y en verdad puede jurar que ella llegará a ser mucho más hábil que cualquier soldado del batallón... Incluso que Naraku o él.

Quizá ella pueda llegar a sobrepasar por mucho al mismo Rey.

Pero hoy, luego de tantos días viéndola comportarse de esa manera, evadiéndolo, sintiéndose incómoda quizá con su presencia, no puede evitar estar demasiado distraído.

¡Es que no entiende qué ocurre!

Sabe que durante su ausencia ella sale de la vivienda y adquiere cosas en la pequeña ciudadela que les provee de todo. ¿Ha hecho amistad con alguien? Son pocas mujeres a las cuáles les es permitido vivir bajo el mismo techo que los soldados. Sólo a los de más alto rango se les concede tal privilegio. La intención del Rey siempre ha sido que los hombres de su ejército no se distraigan a causa de sus parejas, por tanto la mayoría allí son varones... Un momento. ¿Será que ha conocido a alguien? ¿Algún hombre que le ha llegado a parecer... Interesante?

No, no puede ser... ¿Será que acaso alguien está inmiscuyéndose en sus pensamientos? ¿Cabe la posibilidad de que ella se haya enamorado de alguien? ¿Por eso es que se siente incómoda ante su presencia? ¿Será que le pedirá la anulación de su unión?

Al fin su matrimonio sólo era una simulación, un pacto entre los dos.

Por tal distracción y el pesar tortuoso de sus pensamientos bajó la guardia. Un dolor agudo de pronto inunda su costado izquierdo, y al bajar su vista ve mucha sangre brotar.

Irasue lo observa demasiado sorprendida, y en su mirada hay preocupación y algo de terror.

Irasue: (Alarmada) ¡General! Pensé que... Que lo esquivaría.

Toga: (Ejerciendo presión en la herida) Me distraje, lo siento.

Pero la sangre sigue brotando, parece que la herida si fue profunda... ¡¡Maldición!! 

Irasue guarda las armas, Toga no quiere preocuparla ni hacerla sentir que tiene culpa por esto, por lo cual intentando minimizar lo ocurrido va a lavar la herida y quizá si puede cauterizarla, aunque duela como el demonio, deje de sangrar.

Está a punto de retirar sus prendas superiores, pero recuerda que ahora hay una muchacha viviendo con él y no desea, de ninguna manera, llegar a incomodarla aún más de lo que ya parece estar. Por lo cual sólo abre un poco sus prendas para limpiar la sangre y no tarda en darse cuenta de que ella se acerca y lleva consigo varias cosas.

Sacrificando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora