Adquirieron alimentos, caminaron por allí, frente a los templos mientras él, como antes en cada visita hacía, le hablaba de los asuntos del reino, de sus batallas y entrenamientos... Y ella le escuchaba atenta, interesada, y cuando participaba en la conversación sus opiniones y consejos eran muy valorados por él.
Evadió el tema de los hombres asesinados, evitó hablar sobre lo que ella hará, a dónde se dirigirá al término de este paseo... Le compró un kimono muy bonito y algunos accesorios para el cabello pese a que ella se negó en todo momento.
Irasue: (Suspira) Le dije que no es necesario. Tengo bastantes.
Toga: No lo haría si no me pareciera que sólo en ti se verían bien. Además, cuando lo uses... Me recordarás.
Había algo en la mirada del general. Un rastro de súplica quizá.
Irasue: (Analizando sus palabras, ve el cielo que comienza a teñirse de rojo) Será mejor que se marche General, esta vez no se encuentra a la misma distancia del palacio del Rey.
Toga: (Suspira) Si...
No se atrevía a preguntarle, no quería cuestionarla al respecto, aunque quizá ya sabía la respuesta.
Mientras caminan a las puertas del pueblo, hacia donde el corcel y las cosas de ella se encuentran, bajo la custodia del vigía del pueblo, ambos permanecen en silencio.
Sabe bien que no necesita cuestionar. Seguro puede adivinar su actuar... En ese momento se van a despedir y mientras él vuelve al palacio, ella continuará su camino aún sin importar que sea de noche.
Ha entendido ya que ella puede defenderse sola, y ese pedazo de tela que falta en una de sus mangas, que aquel hombre moribundo arrancó antes de ser herido de muerte de manos de Irasue, es prueba de ello. Además tiene el dinero suficiente para sobrevivir sola por algún tiempo.
Pero... ¿Y luego?
¿A dónde se marchará? ¿Será que podrá volver a verla?
Le hierve la sangre al pensar que este día tan angustiante, compensado con su compañía, sin nadie vigilándoles, sin nadie rondando cerca, esperando escuchar sus charlas, viéndola a ella de forma más tranquila que incómoda, llegue a su fin.
Le duele pensar que después de esto no la vuelva a ver quizá... Tal vez reciba alguna carta de ella en alguna ocasión... Pero, ¿Para qué? ¿Para saber que se encuentra lejos? ¿En algún lugar donde tal vez nunca podrá ir de visita? ¿Dónde tal vez conozca a algún imbécil, se case con él y lo olvide?
Dieciséis años, casi diecisiete, acostumbrado a dedicar cada día de descanso a ella, a visitarla, a conversar, a escucharla, como si de un sabio astrónomo o un valiente igual o superior suyo se tratase.
¿Qué va a ser de él ahora sin ella?
Cada paso pesa más cuando ve al corcel que impaciente le espera... Incluso él sabe que el camino es largo y que hoy demorará más de lo esperado.
Irasue toma sus cosas y se dispone a marcharse.
Irasue: Fue una... Buena despedida.
Toga: (Toma su mano) No te vayas.
Nunca antes había hecho esto... Nunca antes la había tocado, salvo el día en que la encontró abandonada en el desierto... Y para ella es extraño ese contacto, mientras él confirma, que en efecto, a pesar de todos los deberes impuestos por Zero, sus bellas manos tienen una textura de algodón.
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Sacrificando el amor
Fanfic"La naturaleza me dio forma de mujer, pero mis hazañas han superado las de los hombres más valientes." Fanfic inspirado en una reina asiria. Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi. No copiar. No adaptar. No publicar en otros sitios.