17. Vete con él.

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Tal y como se lo dijo a Naraku, al tercer día Toga volvió a los entrenamientos.

Mal acostumbrado ya a dormir un poco más de lo debido, esta vez llegó tarde y por tanto no tuvo tiempo de hablar con él.

Aún duele un poco y el área afectada se siente muy sensible ante algún roce o movimiento brusco, pero dijo Irasue que ya no representaba mayor peligro, a menos que recibiera un golpe fuerte o fuera herido nuevamente.

¡Cómo si no lo supiera!

Ha sido herido innumerables veces en batalla, las cicatrices en su cuerpo son prueba de ello... Y sin embargo, como un soldado ingenuo cree ciegamente en las palabras de la mujer que lo atendió a lo largo de estos días.

Al finalizar el adiestramiento desea interceptar a Naraku para hacerlo confesar en torno a qué demonios le dijo a Irasue, porque verdaderamente en momentos ella parece molesta con él... ¡¡Pero el maldito no salía de esa letrina!!

A espera de torturar, si es necesario, a su amigo, ve a alguien, un poco distante de allí, caminando a toda prisa.

¿Irasue viene del palacio?

No, es imposible... Nadie ingresa al interior a no ser que el Rey lo haya solicitado... Siente que su estómago se oprime y gira dentro de su cuerpo haciendo estallar todos sus órganos... ¿Es que el Rey solicitó su presencia? Imposible... La Reina estaba allí... ¿Acaso sería ella? Pero... ¿Para qué?

Presuroso se encamina a encontrarse con ella... ¡¡Naraku puede irse por el pozo de desechos!!

Con un toque de misterio Irasue ingresa a la vivienda que ambos comparten.

Toga: ¡¡Irasue!!

Irasue: (Sobresaltada) ¡General!

Esto es extraño... Los días que estuvo en casa ella no se ausentó, y ahora lo ha hecho y luce extraña, sospechosa, incluso nerviosa... ¿Qué está ocurriendo?

Toga: Te vi... ¿De dónde vienes?

Irasue: (Sonríe, emocionada) Tomé su consejo y he solicitado escritos de mi interés. Por hoy sólo he adquirido haikus escritos... Supongo que será suficiente para entretenerme hasta el día que el sabio maestro Bakuseno se presente a instruirme.

Toga suspira aliviado... ¿Por qué pensó en algo tan drástico? Incluso, ¿Por qué ha pensado en que ella tiene interés por otro hombre? Si esa mirada llena de amor y alegría, al final sólo era para esos escritos que tanto le gustaba leer.

Caminaba a gran velocidad pero entiende ahora que es por el hecho de que no desea llamar la atención con esos pergaminos.

Pero no, ella lucía nerviosa porque al fin ha regresado el papiro erótico que el Rey había solicitado al mercader de libros. Sentía como si llevara en sus manos algo muy, muy malo, y ese nerviosismo aún no se iba.

Esta vez compró haikus románticos en un intento por disipar esos pensamientos tan... lascivos... que a veces la invaden.

Si sus lecturas la hacían pensar en el general, prefería que fuera de forma linda y no impropia.

Toga: (Sonríe) Me alegra verte feliz.

Ante tal comentario ella voltea a verlo. Sin duda, era él el único ser vivo que podría regocijarse al verla sonreír.

¿Por qué su madre la abandonó en el desierto, deseando acabar con su corta existencia?

Si hubiese nacido en otro momento, de otra mujer, ¿Habría tenido la suerte de tener una familia que la comprendiera como lo hace él?... Quizá no... Quizá por eso los dioses eligieron este destino para ella.

Sacrificando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora