4. Cartas.

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Los días transcurrían y para ambos era una incesante espera hasta el día en que volverían a verse.

Irasue esperaba con ansias poder cuestionarle sobre su vida como General, tenía curiosidad en torno a todo lo que ocurría en el palacio, en la guerra. Sin duda la vida difería demasiado de lo que pudiese ocurrir allí en el pueblo.

Toga también sentía desespero total por el próximo día libre... Ha pensado mucho en esto... Quizá está loco.. Pero es que duda que Zero le haya enseñado a Irasue a leer o a escribir.

Lamentablemente para ambos ese día no llega.

Un ataque proveniente del norte, cuyo origen se encuentra en un numeroso ejército, ha obligado a pedir refuerzos... El rey Kirinmaru no duda en enviar a los mejores hombres, entre ellos al mejor General: Toga.

Dos días. Sólo faltaban dos días... ¿Por qué no pudo ocurrir este llamado después?... En fin, no podía oponerse al mandato del rey. Por la madrugada él y un contingente de 500 hombres se encaminan hacia el frente de batalla.

Y el día esperado llega... Irasue le espera, pero al transcurrir de las horas él no llega. Es extraño, porque lo esperaba con angustia, pero esa desesperación de pronto aprisiona el pecho cuando el sol tiñe de rojo el cielo.

Zero la regaña, la reprende y la culpa... Irasue sólo la ignora.

La mujer siempre la ha despreciado y no le extraña. Incluso ni siquiera le importa el por qué. Tal vez es el único estilo de vida que conoce que está muy acostumbrada a él. Pero lo que si no va a permitir es lo que está a punto de hacer.

Con un látigo de cuero en su mano, la mujer intenta golpearla, pero Irasue se agacha y la esquiva, provocando furia en ella. Otro intento más, uno más y otro más. En todos falla.

Irasue intenta salir de la vivienda y marcharse. Puede sobrevivir sola en el exterior sin problema alguno... Pero Hakudoshi, el hijo mayor de la mujer, con ayuda de Kanna, logran impedirlo.

Zero sujeta sus cabellos y la conduce al granero donde la deja encerrada por una semana a espera de que muera de hambre, pero esto no ocurre. Pará disgusto suyo ella no presenta siquiera signos de deshidratación o desnutrición.

Transcurren varios meses y Toga no se presenta más. Por voces de otros soldados ha llegado el rumor de que el gran General salió con un numeroso contingente a combatir.

Irasue se siente emocionada al escuchar dichas palabras. El General ha ido a la guerra, y sin duda al volver le contará mil anécdotas vividas y entonces ella podrá comprender mejor todo lo que aquellos documentos decían. 

Seguro el General está combatiendo con valor y emoción.

Más no es así.

Una guerra es cansada. Permanecer alerta todo el tiempo, reducir los descansos a lo más estrictamente necesario para no desfallecer, racionar la comida... Combatir herido, correr con el cansancio a cuestas, gritar, ordenar, aplicar estrategias que no ha habido tiempo de pensar a detalle, lidiar con las consecuencias positivas o negativas... Todo es complicado de repente.

Y en esos momentos de descanso en que el enemigo planea su próximo ataque, un remordimiento hiere su corazón una vez más. La promesa inconclusa, hecha a aquella niña, de volver al mes siguiente.

¿Sabrán que ahora se encuentra en la guerra?... ¿Creerán que ha muerto?... No, sin duda un rumor como ese se esparciría rápidamente.

Luego de dos largos años una idea viene a su mente, y con ayuda de su fiel y leal amigo Naraku consigue todo lo necesario.

Sacrificando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora