24. ¡Estás herido!

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La joven de cabellos plateados toma su tiempo para darse un baño. Su cuerpo se siente tan relajado que bien podría cerrar los ojos y dormirse parada en ese mismo instante... Tal vez esa petición que le hizo al comandante de que ese acto de entrega volviera a ocurrir, debería posponerla para después.

¿Por qué ahora se siente tan débil? Si realmente no hizo mucho. Bosteza y en verdad piensa que lo más adecuado es eso, ir a dormir. Con suerte él también tenga sueño y no sea necesario pedirle que lo considere.

Frota la piel de sus piernas cercana a su zona íntima para darse cuenta de que aún hay rastros de sangre allí. Si, había leído algo de esto en algún escrito, que cuando una mujer pierde su castidad sangra un poco, por lo tanto no debería alarmarse, no es una hemorragia interna. Pero al recordar el tamaño de la "tercer pierna" del general empieza a creerlo posible.

¿Por qué aún piensa en él como "el general"? ¿No debería ahora más que nunca pensar en él como su esposo? Ahora que al fin el matrimonio se ha consumado... Mil años después... Pero es mejor, puesto que él pudo, desde la primer noche que estuvo allí, someterla a su voluntad, pero el respeto que le demostró en todo momento fue algo admirable.

Está segura que con el anciano Ryokutsusei, o cualquier otro hombre que la hubiese tomado por esposa, no hubiera corrido con la misma suerte. El General, su esposo, esperó el momento en que ella se sintiera lista.

¿Cómo no iba a sentir tanto afecto por él después de todo esto?

Sus pechos se sienten algo... Extraños... ¡¡Con un demonio!!... Sus pezones lucen algo enrojecidos y hay una marca extraña sobre la piel de su seno izquierdo, luce rojiza... No recuerda tenerla esta mañana. ¿Se lastimó con algo?

Bueno, no tiene importancia, ese moretón se borrará en unos cuantos días. Por ahora no quiere pensar en nada más que no sea ese sentimiento de felicidad y satisfacción.

Su cuerpo duele, pero no es que vaya a morir de eso, por tanto tal vez si podría entregarse una vez más y volver a experimentar esas sensaciones tan maravillosas que él la hizo sentir.

¿Será que ha hecho sentir a más mujeres de esta manera?

Intenta ser razonable. De cualquier modo en el pasado ella era tan joven que no podría haber pensado en él de esta forma. Incluso una vez casados, desde el primer instante, pensó que podría ocurrir, pero no era verdaderamente consciente de todo lo que esto implica.

Seca su cuerpo y viste una cómoda yukata de color rosa claro.

...

Luego de sugerirle a Irasue que se aseé, Toga la observa alejarse envuelta en esa sábana. Una cortina de tela se interpone instantes después entre ambos. No va a negar que le gustaría verla, pero es mejor que ella tenga privacidad y pueda sentirse cómoda luego de lo que ha ocurrido entre ambos.

Con una extensa sonrisa en su rostro se deja caer sobre el futón, viendo hacia el techo, con sus brazos extendidos, desnudo aún.

Todo fue tan bonito... Las palabras que ella le dijo, el poder verla, tocarla, besarla, recorrer su cuerpo de esa manera, para después unirse como marido y mujer, ahora si, de todas las formas posibles.

Recordar sus expresiones, sus gemidos, sus movimientos, la calidez de su interior, ese momento en que la vio estallar de placer... Sólo pensarlo logra excitarle de nuevo... Y más vale pensar en otra cosa pues ella pensará que es un vil enfermo que sólo está pensando en hacerle el amor una vez más.

Pero ella dijo que lo volverían a hacer.

Aún así no era momento de que su compañerito inseparable se emocionara de tal manera. ¿Por qué era tan rebelde?

Sacrificando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora