La besa con delicadeza y ternura, acariciando su rostro de la forma más sutil que le es posible, intentando calmar un poco esa tensión, ese nerviosismo en ambos, intentando no pensar en lo que podría ocurrir dentro de unos instantes.
Al sentirla un poco más tranquila, dentro de lo que cabe, ahora si, con cuidado desliza con suavidad la prenda que la cubre parcialmente, retirándola completamente de la parte superior. Aunque lo desea con fervor evita verla para no incomodarla, por lo tanto continúa besándola y lentamente la recuesta sobre el futón.
Irasue no puede evitar sentirse completamente indefensa, expuesta y vulnerable ahora. Quizá fue mala idea. Parte de su cuerpo está totalmente expuesto y esto es por de más vergonzoso. Al menos debió esperar a que fuera de noche y no hubiera luz y ninguna vela encendida, así sería un poco menos penoso que la viera desnuda.
¿Y si lo golpea?
Por momentos de verdad lo considera, pero de pronto no puede negar que esto es agradable y la hace sentir extraña, pero de una forma no desagradable, si vergonzosa, pero esos ligeros roces de la ropa del general contra su piel expuesta le causan sensaciones extrañas que se intensifican a cada momento y que no desea detener.
El beso se prolonga, continúa, y de pronto ella da un mordisco al labio inferior del hombre que emite un sonido de dolor.
¡Es que Don Confianzas ha colocado una de sus manos sobre uno de sus senos!... No está acostumbrada a esto y no pudo evitar reaccionar de esa manera. Entiende que por lo que va a ocurrir es normal que la toque de esta manera pero los contactos físicos que ha tenido en su vida son muy pocos y se limitan únicamente a las situaciones vividas con él, en las cuales nunca había ocurrido nada parecido ya que él era demasiado respetuoso.
Era... Ahora tal parece que se ha olvidado de cualquier principio moral, y no debería sorprenderle, pues ella ha hecho lo mismo y la situación en que se encuentra ahora es evidencia de ello.
Toga toca su labio mientras se separa un poco de ella. Ese mordisco dolió. Quiere hacer un comentario pero al enfocar su mirada en ella y observar su bello rostro un instante nota que ella cierra los ojos, apretando sus párpados, luce avergonzada, y verdaderamente nunca esperó verla así... Y entiende que es normal, debe sentirse por de más extraña en una situación como esta. Además tocó su cuerpo sin previo aviso ¡Y fue genial!... Bueno, parece que para ella no tanto.
Podría cubrirla y posponer este momento. Quizá está siendo egoísta con ella, tal vez la hace sentir presionada, y la verdad es que no quiere detenerse, no ahora, pero antes que sus deseos está ella y su comodidad.
Considerando seriamente en aplazar este acontecer y reprimir su deseo, piensa si a ella le molestará si la observa. Es que ha llegado a imaginarla y este momento es lo más cerca que ha estado de esos locos sueños.
Toga baja su mirada descubriendo que su piel es tan blanca que verdaderamente cree que Irasue no pertenece a este mundo terrenal... Sus pechos eran tan bonitos y perfectos, de un tamaño, a su ver, más grande de lo que parecían cuando usaba ropa... Redondos, más voluptuosos de lo que imaginaba, perfectamente 'decorados' por sus areolas y pezones tan claros.
No es que haya visto a muchas mujeres desnudas a lo largo de su vida, pero puede afirmar con toda seguridad que ella es única y perfecta en todo sentido. Es Irasue la mujer más hermosa sobre la faz de la Tierra.
Su abdomen, las costillas marcadas en él, su ombligo... Desearía ver más, pero no quiere incomodarla al hacerla sentir observada. Además es momento de detener esto.
Irasue: ¿Por qué se detiene?
Toga: (En blanco) Ehhh..
Irasue: (Viendo en otra dirección) Siga.
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Sacrificando el amor
Fanfic"La naturaleza me dio forma de mujer, pero mis hazañas han superado las de los hombres más valientes." Fanfic inspirado en una reina asiria. Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi. No copiar. No adaptar. No publicar en otros sitios.