Razones para quedarme me sobran miles

49 10 0
                                    

Recorrió la posada una y otra vez y todavía no procesaba el que fuera idéntica a su casa, de echo lo era, pero remodelada y mas actualizada. La Posada del Dodo era acogedora y cálida, nada excepto la disposición de los cuartos era igual a su casa, incluso la nevera tenía mas comida que de costumbre. El que sea una réplica de su hogar le dio esperanzas y buscó una puerta con impaciencia, al abrirla bajó las escaleras y sonrió aliviado. Ese cuarto de lavado en el sótano era su lugar especial, lo ayudaba a despejar su mente y calmaba sus nervios.

Se quitó los zapatos para sentir el frío suelo de cemento, movió los dedos para que su cuerpo recuerde la sensación hogareña, se acercó a la secadora y se quitó el chaleco para ponerlo dentro, después de encenderla se sentó sobre ella y formó una sonrisa de tranquilidad al sentir el calor en sus muslos. Era increíble que hasta el ruido del motor viejo fuera exactamente el mismo, eso ayudó a calmarlo por completo.

-¿Lester?

No supo cuando cerró los ojos, pero al abrirlos se encontró con unos pantalones que ocultaban largos pies, alzó la vista y sonrió al rostro de Patrick.

-¿Estas bien?- preguntó el castaño.

-Extraño mi hogar- dijo volviendo a cerrar los ojos por un momento. -Pero este lugar es mucho más cálido y agradable, creo que podría quedarme después de todo

-¿Es así?

Lester asintió con la cabeza y volvió a abrir los ojos, al hacerlo no esperaba ver a Patrick con una pequeña sonrisa de alegría.

-Es bueno oír eso

Algo de calor subió de los muslos a las mejillas de Lester, miró la secadora y se bajó de ella rápidamente.

-¿Y-ya está todo listo para irnos?

-Solo faltas tú. Te espero arriba

Patrick regresó a la casa bajo la mirada de Lester, no había notado antes cuan delgada era su cintura. Apagó la secadora, sacó su chaleco y se lo puso en su camino escaleras arriba, cuando apareció en la sala lo recibió el dueño de la posada. Lou empujó una taza de té contra su pecho con algo de insistencia.

-Bebe algo antes de irte

-Ya desayuné, gracias

-Es el especial de la casa, anda

Sin poder rehusarse, tomó la taza y bebió, pero el sabor era mas fuerte de lo esperado, le durmió la boca y le fue difícil tragarlo.

-¿D-De qué dices que es?

-Té de hierbas

-...¡¿Qué tipo de hierbas?!

Teniendo en cuenta el historial de drogas que le hicieron consumir en ese mundo, no le sorprendería que en algún momento acabara consumiendo una de las más conocidas, pero no esperaba que fuera en una bebida con tanta clase. Lou rió escandalosamente y le palmeó la espalda antes de quitarle la taza e irse a la cocina, Lester quería vomitar, pero la sensación desapareció cuando volteó al oír la risa de Patrick. El castaño cubría su boca con el dorso de la mano y sus hombros se sacudían levemente al reír, Lester en verdad empezaba a considerar el quedarse en ese lugar.

-Vámonos de una vez, ¿si?- dijo el castaño dejando salir humo de su boca con cada palabra.

-Claro

Lester se calzó correctamente las botas y salió de la posada, Patrick volteó a ver a Lou.

-Gracias por hospedarnos

-No hay de que, pero vuelvan cuando regresen

-Lo haremos

-Oh, y por favor llevate esto- Lou se acercó al perchero tras la puerta y descolgó un abrigo negro que le dio a Patrick. -Hace frío en este lugar

El castaño tomó el abrigo agradecido y se lo puso antes de dejar la casa. Afuera, Lester esperaba al borde de la calle, mirando sin interés alguno la nieve bajo sus pies y jugando a pisar sus propias huellas en un circulo sin fin. Patrick se acomodó la garganta para llamar su atención, algo que lamentó ya que el rubio se veía adorable jugando como un niño.

-Por aquí

Patrick comenzó a caminar hacia la izquierda y Lester se puso a su lado. El inicio de la caminata fue en silencio, ninguno sabía que decir o como acercarse al otro. Lester metió las manos en los bolsillos del pantalón y sintió una tela dentro de ellos, del bolsillo derecho sacó el parche que Patrick había dejado en el cuarto de la posada.

-Um, sobre tu ojo..

-No hablemos de eso

-Oh, okey... Y, ¿cómo es la reina?

-No como te la imaginas

-¿Es linda?

Patrick hizo un ruido extraño con la nariz al contener una risa y miró a Lester.

-¿Por qué mejor eso no lo decides tú mismo?

-¿Hay algo que me puedas decir?

-¿Qué quieres saber?

-¿Qué es exactamente este mundo? ¿Por qué es tan normal usar drogas aquí? ¿Cómo llegué en primer lugar y cómo sé que la reina podrá ayudarme?

-Este mundo se define bajo tu percepción de el; las drogas son el producto que provee la magia de este lugar; no puedo responder eso, y dije que puedes confiar en mí al respecto

-Bien, ¿algún consejo?

-¿Me lo pides ahora? No confíes en nada ni nadie

-Pero dijiste..-

-Las palabras vienen y van, está en ti darles un sentido y creer en ellas

-Entonces dices que puedo alejarme de ti si ya no tengo razones para seguirte

-Si

-E insinúas que podrías estar mintiendo acerca de la reina y el que ella pueda ayudarme a salir

-Exacto

-¿Y ahora me lo dices?

-Ahora pediste el consejo

-En serio estás demente

Lester aceleró el paso y se adelantó en el camino. Patrick le dio una profunda calada a su cigarro y sopló con fuerza, el hilo de humo alcanzó al rubio y lo rodeó como una cadena. Lester dejó de caminar, impresionado por la larga nube morada, y giró bajo su guía hasta encarar al castaño. Patrick se acercó a él con una sonrisa divertida y volvió a soplar para disipar el humo. Lester lo agarró del collar de la camisa para acercarlo a su rostro, sorprendiendo al mas alto.

-Deja de jugar conmigo

Un rubor se presentó en las mejillas de Patrick, Lester lo soltó y siguió caminando echando humos, metafóricamente. Patrick sonrió para sí y se llevó el cigarrillo a la boca antes de seguir al rubio. Como deseaba que la visita a la reina fuera fructífera.

Lester en el país de los Problemas (Lestrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora