Hierba mala nunca muere

72 16 4
                                    

De alguna manera terminaron en las calles de una ciudad, no era París claramente, sino un pintoresco pueblo con de tonos cálidos que le daba a Lester esa agradable sensación de calidez que tanto le empezaba a gustar. Todo a su alrededor estaba en movimiento, persona pasaban de un lado a otro en las calles gritando indicaciones, vendiendo ramos y decorando. Lester miró a su acompañante, El Hombre del Parche, parecía que veía algo de todos los dias debido a su aburrida expresión; al rededor de su cabeza flotaban nubes moradas creadas por su cigarro dándole un aspecto misterioso y mágico que llegó a provocarle algo a Lester, una emoción que aún no desarrollaba por completo. Volvió su mirada a la ciudad y vio un escenario improvisado a un lado de la calle, en medio de un parque con hermosas flores.

-¿Qué están preparando?- cuestionó Lester intrigado

-El festival de las Flores- respondió su acompañante, -pero no recomiendo que te quedes a verlo

-¿Por qué no? Puedo parecer aburrido pero me gustan los festivales

-Creeme, no querrás estar con esas flores. Tienen el ego por los pétalos y realmente no cantan bien, sus voces son muy agudas

-¿Las voces de las flores?

-No seas ridículo, las flores no cantan..

-Claro

-Gritan

-Oh

-No es buena idea que nos quedemos

-Bueno, ¿a dónde vamos entonces?

El castaño bajó la mirada para verlo por primera vez desde que inició el viaje, Lester lucía molesto por no poder disfrutar del festival, o tal vez porque seguía diciéndole que hacer. Cualquiera sea la razón, no le gustaba verlo con el ceño fruncido, aunque le pareciera divertido, pero no por mucho tiempo. Miró al frente, le dio una calada a su cigarro y alzó las cejas

-¿Te gustan las orquestas?

Lester lo miró sin comprender. El Hombre del Parche se desvió del camino para dirigirse al escenario y tomar asiento en los troncos falsos que imitaban asientos, Lester se sentó a su lado y lo vio con intriga

-Creí que no nos quedaríamos

-Pienso que debes ver por ti mismo la presentación para entender lo que digo

Lester sonrió complacido y se acomodó en el asiento para encarar el escenario. Poco a poco el movimiento en las calles fue cesando y las personas comenzaban a tomar asiento para ver el evento; en el escenario aparecieron distintos tipos de mujeres con delicados trajes simulando flores, desde niñas hasta ancianas, y tomaron posiciones sobre la plataforma de madera. Una mujer con cabello rojo sujeto en un gran moño se situó frente al escenario de espaldas al publico y sacó una batuta de director, la golpeó suavemente contra la madera para callar a las damas y luego comenzó a moverla en el aire. Ese fue el inicio de la presentación, todas las damas se turnaban para cantar o lo hacían a coro, todas con hermosas joyas que hacian brillar aun mas sus coloridos trajes y llamar aun mas la atención.
Luego de silenciar al coro, le dieron la nota a una mujer que entró por el fondo del escenario y se puso de pie en el centro; tenía cabellos rubios alzados en un elegante moño, un vestido blanco adornado con perlas y una cara muy familiar. A su hermosa silueta se le sumó su armoniosa voz de solista que encantó al público, excepto al Hombre del Parche quien miraba intrigado a Lester; el rubio entornó los ojos sobre la solista hasta reconocerla y los abrió con sorpresa

-¿Kitty?- se preguntó asombrado.

-Creo que ya deberíamos irnos- dijo e castaño soltando humo

Se puso de pie junto a un sorprendido Lester y amagó a irse, pero la mujer de cabellos rubios lo vio al levantarse y bajó de escenario para alcanzarlo.

-¿Disfrutaste la presentación?- le dijo al rubio

-Uh..¿En serio eres tú, Kitty?

La mujer rió y se colgó de brazo de Lester, el Hombre del Parche frunció el ceño al verlo.

-¿Por qué no vienes con nosotras? A las demás les encantará conocerte

-Claro- respondió Lester con un sonrisa.

Los dos se fueron de regreso al escenario para juntarse con las demas cantantes, dejando al castaño solo. El Hombre del Parche puso el cigarro en sus labios y se dio la vuelta para irse, no había prometido quedarse después de todo, era un trato vacío. A Lester lo rodeaban rostros femeninos, tironeando de su túnica y revolviendo sus cabellos para llamar su atención o intentar arreglar su apariencia.

-Oye, ¿de qué clase de jardín vienes tú?- preguntó una mujer con sombrero de ala blanco

-Yo no vengo de ningún jardín- dijo Lester confundido

-Oh, a lo mejor es una flor del campo

-No soy ninguna flor de campo

-Dinos, querido- la directora de orquesta se acercó a él, -¿de que especie, o género digamos, provienes?

-Bueno, supongo que soy del género humano. Lester- respondió siguiendo el juego de las actrices

-Nunca vi un Lester con un capullo así- dijo la mujer de sombrero.

-Mas bien, ¿has visto un Lester alguna vez?- inquirió una mujer mayor con vestido morado y lentes de ópera.

-Y mira que color tan peculiar- dijo la de sombrero sosteniendo su rostro por las mejillas.

-Y ni tiene aroma- dijo la mujer mayor olfateando su cabello.

-Y miren esos tallos- dijo la de sombrero levantando la cortina que llevaba puesta para ver sus pies.

-Disculpen, ¿podrían dejar de hacer eso?- pidió Lester sintiéndose incómodo, -Ademas, no soy flor

-Oh, ya me lo sospechaba- dijo la mujer de ópera,-No es mas que una simple Mobile Bulgaris

-¡Ay no!- exclamaron a coro un grupo de jovencitas con sombreros de época.

-¿Y qué quiere decir con eso?- cuestionó Lester molesto.

-Hablando claro, una hierba- dijo la mujer de morado despectiva.

-Que no soy hierba- declaró irritado.

A partir de ahí se género una ola de murmullos y malos comentarios atacando a Lester. El rubio buscó a la cantante rubia pero ésta ya no estaba a la vista para ayudarlo.

-Es incapaz de admitirlo

-Que impertinente

-Tan presumido

-No merece estar entre nosotras

-No nos conviene, que se vaya

-¡No queremos hierba aquí, vete!

Alguien lo empujó contra el grupo de niñas pequeñas del coro y estas lo echaron del escenario hacia un charco en el césped. Se levantó furioso y se alejó de allí escurriendo el agua de las puntas de su cortina.

-Malcriadas. No tienen educación, eso es lo que pasa

Al volver a la calle chocó con alguien por no andar viendo el camino, se disculpó antes de ver quien se le había cruzado. El Hombre del Parche lo miraba indiferente, empujó unas telas contra su pecho y se quitó el cigarro de la boca

-Te conseguí ropa

-Oh, gracias

-Querras conservar eso- dijo refiriéndose a la cortina.

Lester fue tras una tienda para cambiarse y regresó con el castaño poco después con la cortina doblada entre sus manos. Ahora tenía una camisa blanca bajo un suéter a rayas de tonos anaranjados, pantalones grises y cómodas botas marrones; su compañero sacó del bolsillo en su camisa una bandita y la colocó con cuidado sobre su nariz. Lester enseñó una sonrisa al castaño y se ajustó el cinturón, El Hombre del Parche conocía tantas palabras que podían describir a ese hombre pero solo escogió una, lindo.

Lester en el país de los Problemas (Lestrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora