Un Omega con mal olor. [Yoonmin]

6.

Las botellas sonaban por el movimiento natural de cada paso, se golpeaban entre ellas por el diminuto espacio en ese costal cargado en su hombro. Jimin en el recorrido a la bodega de reciclaje, miró varios cuadros siendo presentados en la acera contraria , un hombre canoso fumaba sin preocupación alguna con sus desgastados pulmones, sentando en un banco viejo de madera pegado a la pared de ladrillo fuera de una iglesia antigua, esperando paciente algún comprador, un interesado en su arte. Pero la gente solo iba de paso, halagando su trabajo para luego marcharse.

Simples palabras como : ¡Qué profundo! ¡Debió esforzarse mucho para llegar a ese nivel!, comentarios tan obvios y superficiales.

El castaño se acercó cauteloso a observar aquellos dibujos pintados en lienzo con colores oscuros, como si esos fueran recuerdos ocultos en su corazón experimentado. El anciano en su sabiduría, de alguna forma desechaba ese algo dentro de él para que otro se lo llevase, era algo inteligente en un artista, no tener que lidiar con un recuerdo que sólo puede atormentarlo.

Miro con detalle cada figura, cada trazo, cada color, era un sin fin de emociones intensas. Su atención se fijó en un cuadro en específico, un dibujo simple de colores : rojo, blanco  y azul. Se trataba de un hombre dentro de un corazón reparando sus grietas, donde cada latido de sangre llenaba ese órgano lentamente, deduciendo que en algún punto moriría ahogado, solo y dentro de ella. Todo esto mientras la mujer pintada en tonos azulados sonreía junto a su amado, pero sin ser el rostro del hombre que arduamente trabajaba dentro de su corazón. Para el castaño, el azul le recordaba la esperanza y el anhelo que estaba a punto de consumirlo.  Era un cuadro que trataba de contar la agonía de alguien que ama a escondidas, oculto en las sombras, en una sonrisa falsa que muestra un mundo derrumbarse en segundos en su interior, un corazón que late por alguien más, y se sostiene bajo una ilusión de ser correspondido.

- Un amor unilateral - dijo Jimin admirando aquel cuadro.

Sus dibujos eran oscuros, líneas que guían y unen un recuerdo con otro, un fondo blanco del lienzo dando un contraste de la oscuridad y la luz de su alma.

- Exacto - dijo el anciano acercándose al omega mientras fumaba. Al castaño le molestaba ese olor a tabaco, pero no se quejó - Al fin alguien que puede ver más allá de una linda figura - soltó una risa seca como si toda su vida hubiera esperado a alguien que entienda su arte - ¿Pintas? - preguntó el hombre canoso sin ser en sí una pregunta.

- Sé dibujar - contestó un poco cohibido por la conversación, pues nadie se sentiría cómodo en hablar con un indigente sucio y maloliente - ¿Por qué conversa conmigo? - preguntó Jimin viendo fruncir el ceño del canoso - Es decir...- pensó un poco antes de continuar - ¿Por qué habla con personas como yo?

- ¿Cómo tú? - repitió el hombre dejando caer su brazo antes de que el tabaco llegase a sus labios - No entiendo.

- Sin hogar, pestilente, ladrones...- Jimin no pudo seguir porque aquel alfa con un gruñido lo calló - ¿Eso piensas de ti? - dijo el mayor con su ceja alzada casi burlándose.

- Eso cree - afirmó Jimin mirando atento al alfa y casi desafiándole - ¿Acaso no piensa eso?

- No - contestó simple alzando sus hombros restando importancia - No me has robado. Tampoco te has acercado a pedir limosna - empezó a enlistar acciones que todo hombre de la calle haría - ¿Acaso no eres diferente? - preguntó cerrando los ojos por un momento, disfrutando la nicotina que estimula sus sentidos dejando atrás todo lo inservible - ¿Pintas? - repitió la misma palabra el anciano.

- Solo dibujo a lápiz - explicó un poco avergonzado - Como ve, no tengo dinero para comprar ese tipo de cosas - dijo mirando de nuevo aquel cuadro, y suspiró al recordar a donde iba - Adiós señor - se despidió el omega con una reverencia.