16.

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El viento golpeaba su cuerpo atravesando su piel provocando ligeros temblores. Colocó sus manos a la altura de su boca y con su aliento caliente intentaba mantener el calor en ellas, algo que no funcionaba realmente. Empezó a tiritar por las ráfagas de viento continuas, su enorme abrigo no lo protegería de un casi seguro resfriado. Miró el reloj en su muñeca frunciendo el ceño - Una hora de retraso - musitó con tristeza, metió sus manos en los bolsillos del abrigo, observó de lado a lado esperando ver su precioso rostro a pesar de la escasa iluminación.

Movió sus piernas con impaciencia, preocupado de que algo hubiese sucedido. Se abrazaba a sí mismo sentado en la solitaria banca del parque, un lugar desolado, apenas pasaba uno que otro perro, pero todo acorde debido a las altas horas de la noche. Los únicos minutos donde ambos podían encontrarse.

Suspiró con pesar al verificar de nuevo la hora, algunas lágrimas se deslizaron por su rostro cuando algo dolió en su corazón, una vez más él no vendría. Una vez más lo dejaría solo.

Acarició su marca con la yema de sus dedos, esa mordida que ocultaba bajo su ropa, bajo su bufanda roja, bajo miles pares de ojos que lo observaban cada día, esperando que no lo descubrieran, que no lo señalaran como un tonto al aceptar el amor que él le juro.

¿El amor debe ocultarse?

Sonrió con nostalgia mientras sus ojos solo se deshacían del dolor instaurado en su pecho. - ¿Cuándo empezarás a luchar por mi, amor? - murmuró mirando aquel detalle en su muñeca izquierda, ese objeto de metal adornado con una mariposa de color turquesa, ese regalo especial cuando se entregó a él, amándolo tan intensamente en cada toque, cada beso, cada caricia, amándolo como él se lo merece, y aún así, pensando que no es suficiente.

Limpió rápidamente con el dorso de su mano sus mejillas empapadas en lágrimas y se levantó de aquella banca para regresar a su hogar mientras rogaba que no hayan descubierto su pequeña fuga. Caminó golpeando algunas piedras de la calles en las que transitaban uno que otro automóvil. El frío de la noche ni siquiera lo molestaba, era irrelevante en esos momentos cuando recordó aquellas palabras que lo dejaron helado en su momento, rondaron por su cabeza - No son predestinados, sería una estupidez que ustedes estuvieran juntos - nada más pensar de nuevo en aquello hacía que volviera ese dolor en su pecho y extrañamente en su mordida, dolor perteneciente al de su pareja.

Llegó finalmente al portón de lo que lo llamaba hogar, pero una figura oscura a lo lejos esperaba frente a su puerta, volteándose de inmediato al reconocer al omega mientras éste aceleraba su paso para llegar a su alfa.- Necesitamos hablar - fue lo primero que dijo cuando ambos estuvieron frente a frente, pero su rostro mostrando seriedad - ¿Es cierto, Jimin.?- sonrió forzosamente, una mueca extraña a los ojos del castaño pero sin cuestionar nada a su amado - ¿No crees que es muy pronto, amor? - la mano del alfa se colocó en la mejilla del castaño - Esto impedirá nuestras metas, nuestros sueños - bajo su mano lentamente al vientre del castaño - Este bebé no debe nacer ¿comprendes? - su voz cargada de dulzura era tan opuesta a las horrendas palabras que salían de su boca.

- ¿Por qué? - fue lo único que dijo mientras se formaba un nudo en su garganta - Y-yo no comprendo, a-acaso dices que-

- Te amo con todo mi corazón - besó suavemente los labios del omega - Pero es lo mejor - dijo mirándolo a los ojos - ¿Acaso no confías en mi? Te dije que encontré a mi predestinada, pero no la marcaré porque tu eres mi omega y te amo - lo besó de nuevo - Pero es necesario Jimin.

- Entiendo- musitó, sus manos sobre su vientre sin mirarlo. ¿Era eso lo correcto?

Murmullos de un par de personas eran escuchados por el castaño mientras intentaba abrir sus ojos los cuales se sentía pesados y el resto de su cuerpo terriblemente agotado - ¿Dónde estoy? - logró decir a pesar que su garganta dolía necesitando desperadamente un poco de agua - A-agua - musitó y una enfermera se acercó con un vaso colocado un sorbete para que el castaño pudiera beberlo - ¿Dónde estoy? - volvió a preguntar.

Un Omega con mal olor. [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora