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De las miles de mentiras que pensó, una tuvo que tener sentido. Una un tanto arriesgada.

─Mamá, voy a la casa de un amigo. ─había dicho Renjun al momento en que llego a la sala de estar completamente vestido y esperando a que Jaemin llamara.

─ ¿Qué amigo? ─pregunto su madre mirando una película mientras comía palomitas.

─Solo uno de la escuela para hacer un proyecto. Irán otros también.

─ ¿Quieres que te lleve?

─No, no, él vendrá por mi.

─Está bien, que considerado. Me alegro por ti, hace años que no salías de casa y nunca te había escuchado nombrar a un amigo, podrías presentármelo.

─No. ─ni eran sus amigos, pero la mentira tenía que sonar creíble─. Además, no se a que horas volveré...te pido perdón de adelanto.

─No lo pienses mucho, disfruta tu noche. ─le dijo su madre─. Me tenías preocupada de que no vivieras una buena adolescencia, yo a tu edad iba a fiestas y me encantaba conocer a los chicos. Consigue ese tipo de experiencias, de las divertidas y las malas. Pero mucho cuidado, recuerda que el mundo es peligroso.

─Ya lo sé, ya lo sé.

Su madre no pudo evitar ponerse sentimental al levantarse para darle un abrazo. Renjun rara vez pedía permiso para salir a cualquier lugar y cuando lo hacía su madre lo dejaba encantada, él siempre llegaba puntual a casa porque no tenía con quien verse, solo iba a hacer sus cosas escolares. Gracias a eso se ganó la confianza de su madre.

Él era muy reservado ante su familia, no hablaba con ellos y menos quería verlos, en realidad los evitaba. Cada vez que Renjun contaba un poco de su vida escolar, su madre escuchaba atentamente porque eso no sucedía con frecuencia y cuando pasaba ella le daba todo el ánimo para que siguiera adelante.

No lo presionaba con sus calificaciones y decía que necesitaba darse un descanso de vez en cuando, pero su hijo se negaba como siempre.

Y claro que Renjun no le iba a contar a su madre que cada día para él era difícil, de por sí cuando estuvo en China aguantando el acoso y burlas de Xiaojun fue toda una tortura.

─Renjun, escúchame bien ─dijo Jaemin una vez que llegaron al lugar─. Antes de entrar, tienes que tener una regla en mente.

─ ¿Cuál...?

─Actúa de manera inocente, eso hará que atraigas a más personas y podrás divertirte mejor. Entre más inocente te veas, más te van a querer.

Renjun comprendió sus palabras, pero al mismo tiempo no. ¿De qué se trataba todo esto?

─Jaemin. ─lo llamo sonando asustado─. Soy virgen.

─ ¿En serio? ─pregunto para después tronar su lengua con sorna─. Entonces aprovecha y diles que te paguen, invítame algo de comer con eso. ─le dio un leve golpe en su hombro.

─Pero no quiero. ─volvió a detenerlo cuando este se iba a ir, en verdad sonaba asustado─. No quiero.

─No te estamos mandando al matadero. ─se burló Jeno esta vez.

─Disfruta tu sexualidad, tienes dieciocho. Virgen, joven y guapo, muchos desean eso. ─comento Jaemin para finalizar la conversación.

Los tres dejaron atrás a Renjunpara comenzar a disfrutar de la fiesta. El mayor se adentró y sus ojos empezaron a irritarle en solo cuestión de segundos.

Dentro del lugar estaba lleno de humo de hielo seco. Luces de colores recorrían la pista de baile combinado por la música proveniente de los altavoces que casi le reventaban los tímpanos. Había varias personas bailando como locos y bebiendo.

El club de los corazones rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora