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Mark rebuscó en su closet alguna prenda cómoda para dormir. Tomo una cualquiera para después ponérsela, pero se detuvo al momento en que noto que esta le apretaba en el torso. Llevo su mano hasta su estómago para darse cuenta que había ganado peso.

El rechinido de la puerta lo hizo alertarse. Con rapidez tomo una de sus camisas holgadas y se la coloco para no darle sospechas a su padre.

─Mark, ¿está todo bien? ─pregunto Suho, su padre. Tenía la mano en el picaporte mientras su cuerpo se dejaba ver a la mitad para inspeccionarlo.

─Si, todo bien. ─contesto con esfuerzo.

Su padre prendió la luz de su cuarto para analizar su rostro, se veía un tanto diferente a como lo vio ayer antes de irse a trabajar. Su mirada bajo hasta su ropa holgada y su expresión se tornó de molestia.

─ ¿Por qué tu cara esta más gorda? ─pregunto Suho─. ¿Qué comiste?

─Nada, solo algo ligero, no tenia hambre. Supe que iría a tu reunión de trabajo y y-yo...

─Al baño. ─demando su padre.

─Papá, no, no lo...

─Dije que al baño.

Mark apretó los puños y bajo la mirada en dirección a su baño, sin volver a hablar. El olor del vomito lo delato en instantes y su padre soltó una maldición asqueado. Mark miro la báscula en la esquina del baño y sintió un nudo en su garganta.

Con toda la pena y angustia se quitó la camisa y el pantalón de dormir, solo quedando en ropa interior para después dar un paso en la báscula con un enorme miedo.

Mark ni vio el número, pero supo que había cruzado la línea de nuevo.

─ ¿Vas hacer esto ahora? ¿Te sientes orgulloso? ─pregunto tomando uno de los cachetes de Mark para apretarlo, este se aguantó el dolor─. Subiste cinco kilos y tu cuerpo se ve horrible. Hace dos semanas estabas más delgado, habías perdido diez kilos. Quería dar una buena impresión pero...¿sabes lo que van a pensar de mí?

─No...─susurro Mark con un hilo de voz.

─Mañana voy a cerrar el baño de tu cuarto, desde ahora usaras el otro. ─sentencio─. Iras de nuevo con el doctor Kim a partir de mañana. No sirve de nada que sigas haciendo esto y menos creyendo que vomitar la comida será una solución, eso es asqueroso. Yo no te crié de esa manera.

Su padre salió del cuarto azotando la puerta con frustración. Mark llevo su mirada en el espejo y parecía que sintió un golpe en su corazón. Su rostro perdió vida y en sus ojos mostraba la desgracia que vivía.

(...)

Toco la puerta, no pudo aguantar unos segundos cuando la volvió a tocar con sus nudillos. Cambios los nudillos por sus puños y golpeo más fuerte para que escuchara. Le daba igual que fuera madrugada.

La puerta se abrió, un Jeno en hoodie y shorts tremendamente molesto se dejó ver.

─Vas a despertar a mis padres. ─susurro Jeno tensando su mandíbula para no perder los estribos.

─Tus padres están muertos.

─No digas eso, no lo están.

─Siempre dices eso, entonces deben de estarlo. ─se lo dejo en cara al recordar todas las veces que Jeno les deseaba la muerte a sus padres.

─ ¿Qué quieres?

─Ven conmigo.

─No, estoy ocupado.

El club de los corazones rotos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora