CAPITULO 29

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-Navidad, navidad, dulce y tierna navidad –Augusts hizo presencia en mi habitación, cantando muy desafinado y goleando dos sartenes.

-La puta que te pario maldito –Gruñí tapándome la cara con la almohada.

-Hay pero que humor feo que tienes nena –Respondió en un tono muy afeminado.

-Te amo –Pensé ¿Qué haría sin mi cama?

-¿Qué? –Abrí los ojos de golpe, al parecer lo había dicho en voz alta.

-Me refiero a mi cama, no a ti –Me abrace los mas que podía con el señor timy, mi oso de peluche, no me culpe, tiene rico olor y cuando lo apretas demasiado prende luces, además a el internado no lo pude llevar por cuestiones de madurez –A ti te odio.

-A si me gusta, odio de hermanos en plena víspera de navidad.

-Hoy no es navidad –Murmure.

Sentí como el colchón a mis pies se hundían.

-¿Entonces porque es el arbolito y Matt me mandó un mensaje de feliz navidad y próspero año nuevo? –Pregunto en mi oído, haciéndome cosquillas.

-Porque es un tarado al igual que vos –Conteste.

-No, no lo es, así que –Se paró de golpe -¡¡Navidad, navidad, dulce y tierna navidad, hoy es un día de alegría y felicidad!! ¡¡HEY!! ¡¡NAVIDAD LLEGO Y CON ELLA EL AMOR Y TODOS JUNTOS VAMOS A FESTEJAR!! –Salió por la puerta cantando, no sin antes abrirme las cortinas del ventanal y dejarme casi ciega por tanta luz.

-¡¡QUE NO ES NAVIDAD!! –Grite –Y así no es a canción, tonto.

¿Qué más da? Me levante y mire la hora, 12:15, abrí los ojos de golpe y me metí en la ducha.

Había quedado con Rosy, Suzanne y Taylor en ir al shopping a las 15:00 para poder aprovechar los cinco días que me quedaban en California antes de volver al estúpido internado.

Me duche en tiempo record y me cambie con un sweater de lana, un jean y unas botas de tacón, me enfunde en un gorro y una bufanda, tome un bolso y coloque el móvil y dinero.

Baje al comedor donde Daysi jugaba con sus barbies y Augusts jugaba con Kiwi, el perro de la casa.

-Lola cariño, ¿No quieres desayunar? –Pregunto mi madre colocando sobre la mesa un plato con una pila de panqueques encima.

-¿Y resistirme a los panqueque? Madre eso es imposible.

Tire mis cosas en el piso y me senté en la barra donde ahora estaba la pila de panqueques.

-Eso no se vale –Chillo mi hermano -¿Por qué ella puede comer panqueques y yo no?

-Por tu –Lo señalo mi madre –Te has comido diecinueve panqueques ya.

-Ja, Ja –Le hice burla y comencé a devorar la exquisitez que había frente a mí.

-Pero yo soy hombre.

-¿Y que tiene? –Pregunte con la boca llena provocando que algunos pedazos de panqueques caigan de mi boca.

Lo se un asco, pero con mi hermano somos así en mi casa.

-Lola –Gruño Daysi –Tapate la boca, a Ken no le agrada que hagas eso –Reí.

-Dile a Ken que se meta sus opiniones en el cul...- Augusts lo reto mi madre –Lola –Lo mire _yo soy u hombre, como más por lógica y razonamiento.

-Por Dios –Exclame –Lógica y razonamiento es lo que a te falta, así que déjame comer en paz y cierra el pico.

-Chúpame estos huevitos californianos –Exclamo tocándose su entrepierna.

Ya no soy la MISMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora