CAPITULO 38

2.8K 124 4
                                    


 Hace exactamente una semana que Lindsay me pidió que le haga el gran favor de ayudar a conquistar a mi amigo, y yo como buena mejor amiga celosa que fui anteriormente de él, no lo hice.

Bueno, eso podría poner de excusa pero la verdad es que Francisco me gustaba y no estaba dispuesta a compartirlo con nadie.

-Entonces por eso mi hermano me quiere llevar de vuelta a ese parque –Finalizó Jack, quien estaba contando una historia sobre su hermano y una chica que vive en su mismo barrio de la cual están los dos locamente enamorados.

-Que genio –Ironizó Barbara rodado los ojos.

Todos la quedamos mirando.

-¿Qué pasa? Hace tres días que estas ladrando, un poco más y nos muerdes –Dijo Augusts en un ridículo chiste.

-Que hallas terminado con Abraham o significa que tengas que enojarte con nosotros, ve y reclámaselo a él, no a nosotros.

-Estoy de acuerdo con Matt –Apuntó Chase.

La relación de Barbara con su novio no duro más de dos meses y medio, casi nada a comparación de lo que ella esperaba, ¿Lo malo? Que desde que término con su novio no ha dejado de quejarse y enojarse con todos.

Sentí una mano apretar mi muslo bajo la mesa, me sobresalte tirando sobre mi uniforme un poco del jugo de naranja.

Mire a mi costado donde el provocante de tal susto sonreía de oreja a oreja, arquee una ceja, si aprendí a hacerlo.

-Lola, ¿Pasa algo? –Me pregunto Augusts mirándome confuso.

-Nada, nada, ¿Por qué preguntas? ¿Qué viste? –Conteste mezclando las palabras.

-Se te lengua la traba –Apunto Jack riendo.

Lo mire mal.

Augusts mantuvo la mirada fija en mí durante unos segundos y luego la aparto para meter una cucharada de su cereal.

-Bueno, me voy a clase –Anunció Francisco parándose de la silla y guiñándome un ojo.

Lo seguí con la mirada hasta que desapareció por la puerta del comedor.

Mis amigos siguieron hablando, Barbara protestando y Emily consolándola o retándola mientras que yo seguía con mi cereal intacto.

Mirando hacia la puerta donde se asomaba la mata castaña de cabellos de Francisco, le hice una seña para que me esperara.

-¿A dónde vas, Lola? –Pregunto Augusts al ver que me levantaba de la mesa.

Lo mire, formando una O, no creí que se daría cuenta de mi ausencia por lo metido que estaba en el tema de conversación sobre un partido que el viernes se jugaría entre el internado y un colegio de Bath.

-Debo pasar por la biblioteca a buscar unos libros para Geografía antes de entrar a clase –Trate de mentir lo mejor posible.

Recibí como respuesta una mirada amenazadora, tal como la que me hubiera lanzado mi padre, pero dudo mucho que recibiré otra luego de que se consiga otra mujer y se valla a vivir a Alemania como siempre ha deseado, tener una vida estereotipada donde todo parece perfecto y feliz.

Mire por última vez a mi hermano y salí del comedor con la culpa encima, tal vez Augusts ya sospecha algo, no es tonto y lo sé.

-Pensé que tardarías más –Sonrió Francisco al verme.

Me tomó de la cintura y posó sus labios sobre los míos, me separe tras unos segundos al recordar que estaba en lugar público, y que cualquiera que nos vea podría ir y decírselo a mi hermano.

Ya no soy la MISMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora