Una joven casada sin amor con un terrible barón en un tiempo donde el divorcio no existía y el adulterio era un crimen, conoce a Simón Basset, un enigmático joven Duque que repudia el matrimonio y prefiere las cosas informales
Se encontrarán envuel...
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A kiss
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Se dice que no se puede juzgar un libro por su portada pero en el caso del inepto varón Bedbrook, pareciera que su desagradable apariencia es una metáfora bastante acertada de la situación que se vive en su hogar. No me sorprendería que lord Bedbrook deba ausentarse para ir al campo por sus puestos negocios. Negocios que tal vez involucren enviar fondos que debe hace tiempo a una de sus antiguas doncellas y a un jovencito, que esperemos haya salido a su madre
Revista de sociedad de Lady Whistledown
Londres había amanecido con ese espectacular escándalo frente a su puerta escrito en tinta negra y firmado anónimamente. Y tal pareciera que el esplendoroso Duque de Hastings estaba aliviado por esa parte pues había escuchado junto a Anthony en el club que el petulante de Bedbrook había abandonado la ciudad a medio día
Al menos ya no tendría que preocuparse por llevar las cosas más a fondo con la señorita Daphne e incumplir la promesa que se había echo así mismo. Aunque sentía, en el fondo, que había otra razón muy oculta por la cual no quería llevar más allá la farsa. Aún no se sacaba de la cabeza a lady Amelia desde que la había visto llorar descontroladamente, tan vulnerable, tan triste, aún no entendía como la mujer había permitido que el la viera en ese demacrado estado, haberle dado la confianza de contarle algo tan personal y aun así, lucir tierna acercándose a él mientras estaban entre aquellos árboles
"no puedo sentir deseo, no por esa mujer" se repetía cada amanecer y cada anochecer desde su diminuto baile pero era obvio que había sentido un ligero pinchazo en su pecho cuando escucho que Anthony dijo su nombre y fue directo a ella. Podía ver cierta reacción cuando hablaba con él
"¿acaso deseaba a Antonhy?" pensaba frecuentemente y eso le provocaba dolor de cabeza pues solía controlarse a la perfección respecto a sus impulsos y pensamientos desde que Lady Danbury le había ayudado a controlar su horrible tartamudeo innecesario
Un nuevo baile estaba llevándose acabo en una de las tantas mansiones de la famosa calle de alta sociedad y prestigio, donde los invitados tomaban vino y veían como las debutantes y sus queridos pretendientes paseaban felices por el recién pulido piso que simplemente hacía que todos estuvieran alegres
Simón se mantenía a un lado de Lady Danbury esperando a que Daphne Bridgerton llegara para bailar con ella. Pero sus ojos no parecían buscar a la cobriza, más bien, parecían estar desesperadamente buscando a alguien más
—excelencia, luce desesperado, y eso no es atractivo— dijo Lady Danbury en voz algo baja pero que Simón alcanzó a escuchar a la perfección y sólo bajó la mirada evergonzado por haber visto que se dio cuenta de lo que sucedía
