Una joven casada sin amor con un terrible barón en un tiempo donde el divorcio no existía y el adulterio era un crimen, conoce a Simón Basset, un enigmático joven Duque que repudia el matrimonio y prefiere las cosas informales
Se encontrarán envuel...
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Funeral
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El día no podía ser más bello, lleno de un cálido sol que se combinaba con un fresco viento ligero, era un día perfecto para pasear en el parque al lado de la persona que más quisieras
Sin embargo, Amelia estaba parada frente a una lugubre tumba
Su esposo había muerto
Todos alrededor suyo parecían algo conmocionados, el llanto de su suegra se podía escuchar a kilómetros, mientras que su pequeño cuñado Andrew intentaba consolarla muy torpemente, pues aún era un chiquillo y no podía evitar derramar lágrimas por su hermano mayor, incluso Oswald que había tenido que parar sus viajes para así poder asistir al lugar no se le veía del todo afligido, claro que estaba triste, pero parecía estar haciéndose el fuerte
Amelia simplemente no sabía que cara poner, ya habia derramado algunas lágrimas falsas, había escuchado las condolencias de la gente de sociedad que los había acompañado
Había tenido que salir casi corriendo de la casa de sus padres en cuanto un lacayo de la casa Relish llegó a decirle la grave noticia, la mujer se quedó en shock unos breves momentos antes de que su dama de compañía la obligará a subir al carruaje y dirigirse a la casa Relish, dónde su suegra parecía estar inconsolable, desdichada, gritando del horror al saber que Julien se había accidentado en su carruaje junto a un lacayo y un hombre del cual desconocían su identidad todavía. Los oficiales habían dicho que el carruaje habia quedado hecho trizas y que lo más probable era que Julien había sufrido demasiado al morir por los huesos rotos y la horrible manera en la que lo habían encontrado
Sin embargo, y sabiendo eso, Amelia no podía sentir tristeza alguna, quizá sentía incertidumbre pero la tristeza no era parte de eso
-¿Por qué no estás muriendo de tristeza?- exclamo Eldys mientras señalaba a la rubia con el ceño fruncido
Amelia no dijo nada, podía ver qué la gente a su alrededor comenzaba a mirar la escena. No era posible que incluso bajo esas circunstancias la mujer siguiera queriendo pelear
-deberias querer seguir a tu esposo, imaginar vivir sin él debería ser impensable y aún así...
-¡Madre por favor!- la voz de Oswald se also con firmeza -mi hermano acaba de morir y tú sigues queriendo pelear con todo lo que se te cruza enfrente- movió su mano con brusquedad y se la llevó a su sien con fastidio -es claro que Amelia está en shock, acaba de enviudar-
La gente alrededor comenzó a ver a la mujer de una manera un tanto juzgadora, y si que era verdad, no era posible que tuviera ganas de pelear en esa situación. Tan solo agachó su mirada al notar a la gente comenzando a murmurar para finalmente comenzar a caminar hacia el carruaje con Amelia detrás suya, sin embargo, Anthony Bridgerton se cruzó en el camino llamando solo a Amelia para ofrecerle sus condolencias
