Una joven casada sin amor con un terrible barón en un tiempo donde el divorcio no existía y el adulterio era un crimen, conoce a Simón Basset, un enigmático joven Duque que repudia el matrimonio y prefiere las cosas informales
Se encontrarán envuel...
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Flasback
narra Amelia
Yo no podía dormir así que esa noche baje a la cocina por un poco de agua, no quise despertar a nadie, y cuando venía subiendo las escaleras de vuelta a mi habitación, Anthony entró a la casa tambaleándose cual bebe pequeño, no tenía sentido de la orientación. Supuse que estaba totalmente ebrio y decidí ignorarlo
—Amelia... — dijo arrastrando las palabras como si le costará trabajo hablar, apresuró su andar hasta que llegó rápido al pie de las escaleras donde me encontraba —¿por qué sigues despierta?— preguntó recargandose en uno de los pilares del barandal de mármol
Pensé unos segundos si contestarle o simplemente seguir mi camino
—baje por un poco de agua— respondí de manera seca para que no continuará la conversación —pero ya iba de regreso a la cama—
Anthony trago salíba al escuchar la última palabra, apretó sus puños y solo asintió con su cabeza para girarse y darme la espalda caminando hacia su despacho, pero tan solo dio unos pasos cuando escuche como cayó al suelo alfombrado
Gire rápidamente y lo vi de rodillas con las Palmas de sus manos apoyadas sobre el suelo en un esfuerzo de mantener su cara lejos del suelo
—Anthony— exclame levemente para no despertar a nadie cerca
Fui hacia donde se encontraba e intente levantarlo, estaba acostumbrada a ver a mi padre ebrio, seguido se caía y siempre era yo la que lo terminaba levantando
Con su brazo rodee mi cuello para impulsar mis rodillas y levantarlo con muchísima dificultad
—no soy uno de tus animales de granja para que puedas levantarme como si nada— dijo con algo de mal humor
—tu pesas mucho más— respondí intentando levantarnos —pero podrías ayudarme utilizando tus rodillas— solté un jadeo de cansancio
El castaño tembló un poco pero logro ponerse de pie con mi ayuda, sentía como aveces recargaba todo su peso en mi, y después recordaba que yo era la que lo sostenía e intentaba caminar por su cuenta, con mucha dificultad. Se que podría estar muriendo de vergüenza, al ser precisamente yo la que lo encontro borracho
Llegamos a su despacho, abri la puerta con dificultad justo a tiempo antes de que mi fuerza fallará y el cerebro de Anthony le mandara señal a sus piernas para que funcionarán de manera correcta, puesto que apenas alcanzó a llegar al sofá cuando se fue de cara contra las almohadas
