Una joven casada sin amor con un terrible barón en un tiempo donde el divorcio no existía y el adulterio era un crimen, conoce a Simón Basset, un enigmático joven Duque que repudia el matrimonio y prefiere las cosas informales
Se encontrarán envuel...
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Impulses
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Por supuesto, hoy también habrá una atracción real, el príncipe Freidrich de Prusia. Su alteza viajo hasta nuestras costas en busca de una buena Fråulein ¿podría ser ese el motivo de que un profesor de idiomas haya visitado la casa de los Cowper toda la semana?
Revista de sociedad de Lady Whistledown
Todas las solteras debutantes de Londres estaban rodeando frenéticamente rogando algo de atención al príncipe, que se había convertido en la nueva atracción de las madres casamenteras, lo habían seguido por todas partes a donde fuera, y está vez no era la exepecion, pues aquella multitud de feromonas andantes moviendo sus abanicos estaba justo en el pie de las escaleras de piedra pulida de la nueva galería de arte a la cual la alta sociedad había sido Invitada para que admitirán el arte que algunos pequeños artistas de Londres habían formado, al igual que grandes obras que ya llevaban algunos años en casas familiares
—¿que te parece el príncipe?— pregunto Amelia tomando del guante a Daphne Bridgerton y pasando a un lado de la mochedumbre de jóvenes debutantes
—es bastante atractivo— sonrió la cobriza girando su mirada para pisar en las escaleras y poder subir
Aunque Amelia se había percatado de que el príncipe estaba viendo en su dirección, y era obvio que no la veía a ella, podía observar como seguía sus pasos hasta que llegaban a la cima de las escaleras y se perdían entrando dentro del enorme y pintoresco edificio
Algo en la cabeza dentro de Amelia se encendió, una idea, quizá
Ambas entraron y Amelia tenía la necesidad de contarle sobre lo que había sucedido tanto con Anthony como con Simón. Tenía que decirle a alguien o podría explotar, apesar de ser bastante callada y sería, podía sentir cierta culpa y estar con su marido solo ocasionaba que pensara más en Simón. Le asqueaba ese sentimiento de culpa irremediable
Aún así, no sabía si los sentimientos de Daphne hacia el Duque eran reales, y no quería romperle el corazón a su mejor amiga, no podría soportarlo. Era preferible continuar paseándose por la enorme habitación llena de cuadros coloridos que le parecía ciertamente nostálgico
—señorita Bridgerton— se escucho decir a sus espaldas acercándose, y la sorpresa de ambas al darse cuenta que era nada más y nada menos el príncipe recién llegado
Amelia nunca se equivocaba, sabía perfectamente ahora que el príncipe estaba interesado en su amiga. Y no había nada mejor que un príncipe como pretendiente
