Capítulo 23

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Adrenalin

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El Duque llevaba al menos 30 minutos de retraso, Amelia estaba completamente nerviosa después de haberle dicho al cochero que siempre presenciaba aquellos encuentros íntimos entre los amantes que se marchará del lugar sin decir absolutamente nada

Se sentía algo mareada, quizá eran los nervios, o el echo de se había tomado aquel té para los nervios demasiado rápido, quizá la cocinera había puesto más yerba de lo normal por estar escuchando a la nuera y la suegra estarse hablando de manera indebida

Pero no se sentía dentro de sus cinco sentidos

El cochero, aunque nervioso y temeroso, terminó por asentir e irse del lugar. No planeaba delatarla pero al igual que la mayoría de la servidumbre en esa casa, temían por la vida de la pobre joven

Aún así, Amelia continuó esperando a que apareciera, según le había informado su dama de compañía hace unos 30 minutos que el Duque no se había encontrado en el banquete de bodas de ahora la nueva princesa de Prusia, de echo, tan solo había visto a su cochero que se encontraba esperando a que lady Danburi decidiera marcharse del lugar como el Duque había ordenado

Y antes de que Lady Danburi quisiera irse, el cochero fue en busca de Simón con la promesa de que lo encontraría y lo llevaría hacia la casa Relish de manera discreta

—¿donde diablos estas?— se preguntó Amelia observando que la noche caía y que tenía muy poco tiempo para consolarse con su amante aunque fueran unos cinco minutos y regresar con su horrible marido

"quizá no quiere venir, quizá debe estar fastidiado de que yo sea su amante" pensaba Amelia "después de todo, solo me necesita debajo de su cuerpo"

Y por alguna razón ese pensamiento la entristecia

Derrepente el portón de madera desgastada que daba a las afueras y que era la entrada de la servidumbre se abrió lentamente dejando asomar la cabeza del Duque con bastante discreción

La mujer en cuanto vio la silueta del hombre, corrió hacia el con bastante entusiasmo por ver que si había asistido

Simón la estrecho entre sus morenos brazos con bastante cariño, de echo, más cariño de lo que normalmente acostumbraban, la tomo por su rostro con delicadeza y le plantó un beso completamente apasionado que ella recibió con gusto al principio, hasta que sintió un fuerte y penetrante sabor y olor a alcohol en los labios de Simón

—¿estas ebrio?— la mujer se apartó alsando una sola ceja con bastante sorpresa

—quizá— respondió simplemente con algo de vergüenza

Prohibided {Bridgerton - Simón Basset} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora