O N C E

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Sun

Después de esa noche horrible. Decidí caminar al puente buscando consuelo en joaquin, de seguro él estaba ahí con su hombro, juro que lo conozco hace unas semanas y hablamos poco pero esos silencios que pasábamos decían más que mil palabras.

A mitad de la noche pasó algo horrible.

Corrí con el pelo en la cara al ver que si estaba ahí.

Simplemente quería dormir, me arrecoste en su hombro y el pasó su mano por el mío, joder me sentí tan bien.

En unos segundos cerré mis ojos y me dormí.

Al rato me levante en una casa extraña, estaban las paredes pintadas de negro y dibujos se veían en estas, canciones escritas en hojas de papel pegadas a la pared, había álbumes de bandas y discos de vinilo pintados, miré a arriba y en él techo había una mancha de algo negro, era con forma de puente y abajo estaba la J, de joaquín supongo.

Bajé la mirada del techo y di un salto interno cuando vi a Joaquin, estaba con el pelo mojado, con el torso desnudó y una toalla de la cintura para abajo.

Revolví mi mente pensando en que había pasado anoche.

—buen día, Sol —. Me sonrió y se sentó en el pie de la cama.

—¿donde estoy?—.pregunte tocándome la cabeza.

—en mi cueva!-. bromeó y se rio, yo igual. —no es como tu casa pero es más cómoda que el puente—. Terminó.

Le sonreí y cerré los ojos con fuerza, un dolor de cabeza horrible sentía en la parte derecha.

—me duele la cabeza—. Le dije.

—creo que tengo algo—. Abrió un cajón y estaba lleno de pastillas, por mi mente pasó la idea de que estaba enfermo pero vi que también había paquetes de cigarrillo ¿acaso consumía eso por que era adicto?.

Sacó una tableta de pastillas para los dolores y me las dio.

—¿de donde sacaste tantas pastillas?—. Largue.

—que curiosa, Sol, algún día te contaré mi historia pero te juro que lo mejor para no sentir dolores es esto—. Señaló el cajón y lo cerró con el pie para llegar hasta mi con la mano y darme la pastilla.

—¿como llegue acá?— le dije confundida.
—¿nunca te dijeron qué haces muchas preguntas?— me contestó.

—la verdad, no.

—bueno te lo digo yo, eres muy curiosa.

—gracias—.puse los ojos en blanco.

—te quedaste dormida en mi hombro, después te levanté y vinimos a mi casa, esta al otro lado del puente.

—oh, gracias entonces—. Esta vez le sonreí.

—¿quieres darte un baño?—. me pregunto y se tocó la nuca.

—no tengo más ropa.

—usa algo mío, de seguro algo te queda— sonreí internamente y grite con mi cerebro—. por mientras preparo café—. se paró y me dejó ahí en su habitación.

Entre al baño y me desnudé para entrar a la tibia ducha.

Después de bañarme me puse unos joggins grises con un buzo nike negro, me gusta mucho este desde que se lo vi puesto aquel día en el puente.

Me veía tan pequeña en su ropa grande.

Baje las escaleras y lo vi.

Me acerqué a él y me dio una mirada de arriba a abajo, sonrió de costado y siguió con lo suyo.

EL PUENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora