☠Capítulo 20☠

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La traición siempre viene de quien menos lo esperas.

La lluvia empapa mi cuerpo al caminar por la calle, sé que son las seis de la mañana porque ví el reloj, el cielo parece que se va a caer de tanto llover, mis pies se hunden en el barro mientras camino en el lugar nunca visitado del pueblo.

No hay una sola casa, no hay plantas solo un desierto que ahora está consumido por el agua, por el rabillo del ojo puedo ver la siluetas de personas y doy por confirmada mi llegada cuando ella me espera vestida de rojo con un sombrilla blanca que evita que su cuerpo tenga contacto con el agua, frente a ella hay una persona de rodillas jadeando.

El disparo que sale de su arma retumba en todo el lugar, las membranas de la cabeza de su víctima se esparcen por el suelo y se disuelven en el lodo, el pobre infeliz termina muerto dando un aspecto horrible a su alrededor.

Entro las manos en los bolsillos de mi pantalón desgastado y mascando chicle me acerco a ella, ni siquiera se inmuta ante mi presencia, limpia sus manos y le entrega el arma a uno de sus matones.

—¿A caso tienes miedo de mi? —cuestiono al ver tanta seguridad a su alrededor.

—No seas estúpida, está es un zona de alto peligro.

—¿Y acaso tú no eres peligrosa? —pregunto divertida.

—No seas estúpida —regaña.

Me acerco rápido a ella y sostengo su barbilla, siento el peso de algo chocar con mi costilla, por inercia volteo a ver a un hombre calvo que me apunta con su arma.

—Respeta a tu hermana mayor, Aitana. —indico sonriéndole a la pelinegra que aprieta la mandíbula.

Es increíble notar toda la maldad que carga una persona tan jóven, sus ojos oscuros como la noche muy diferentes a los míos me evaluando con enfado.

—¿A caso estás buscando terminar como esa basura? —señala el cadáver—, suéltame.

Niego con la cabeza y suelto su barbilla, no estoy en busca de problemas, tan rápido como la dejo ir dejo de sentir el peso del arma.

—Parece que el poder se te subió a la cabeza princesa —comento mascando de una manera molesta el chicle.

Hace una mueca y sonrio internamente al ver que estoy logrando mi objetivo y es joderle el día por ser tan falsa, porque si yo oculto secretos grandes ella tiene enormes.

—Dispersence y protejan el área —ordena al hombre calvo—, Hablaré a solas con ella.

El hombre hace lo que le dice y se aleja de nosotras, Aitana empieza a caminar,con una sonrisa maliciosa le sigo el paso.

—¿Cómo va tu negocio? —pregunto con interés.

—Si te refieres a las armas, Andreus está haciendo un buen trabajo —responde sin mirarme—. Es un genio creando armas mortales que matan en menos de segundos pero estamos teniendo problemas con esas personas nuevas que nos tienen vijilados.

Al escuchar sus últimas palabras desvío la mirada, sé que se refiere a los del FBI así que no diré nada, nadie sabe que trabajo para ellos y mis planes son muy ambiciosos como para andar comentandolo a diestra y siniestra.

—Necesito un favor —hablo cambiando de tema.

—¡No me digas que andas metida en problemas! —grita enardecida.

Si nos vieran desde otra perspectiva pensarían que ella es la hermana mayor, con tan solo diecisiete años Aitana ha visto y pasado por cosas que solo ella se atreve a contar pero que le han ayudado a hoy ser la dueña y distribuidora de una de las organizaciones de tráfico de armas más grandes del mundo, para mis padres ella está donde una tía inexistente pero solo yo y ella sabemos sus verdaderas intenciones.

Los Monstruos También Aman. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora